La Casa del Axolote, fundada hace casi seis años -los cumplirá el próximo 12 de octubre- y ubicada en el centro del municipio de Chignahuapan, Puebla, se ha convertido en el Museo Mexicano del Axolote (Mumax), el primero con estas características en el país.
En dicho espacio se resguarda a una de las especies míticas y fascinantes de la cultura mexicana: el axolote o axolotl, nombre original en náhuatl del animal derivado de la combinación de atl (agua) y xolotl (monstruo o Quetzalcóatl).
Yanin Carbajal Gamiño, socia fundadora, contó que el proyecto, que ha albergado a casi 30 mil visitantes a la fecha, inició con el propósito de rescatar a esta especie mexicana y con el tiempo:
“decidimos exhibirlos porque nos dimos cuenta que la mayor parte de la gente no conoce las características de los axolotes ni tampoco los ha visto al natural (…) ha sido todo un reto social el poderlo mostrar, pero vamos creciendo y queremos que la gente lo conozca y aprecie por lo que es”.
Comentó que biológicamente ha representado un todo un reto su reproducción porque es una especie que está acostumbrada a presas o cauces de forma natural, “de repente a nosotros el tratar de reproducir esas condiciones ha sido difícil”.
Actualmente resguarda a tres de las 19 especies diferentes ubicadas en distintos puntos del país: Ambystoma velasci, la cual habita principalmente en la Sierra Norte de Puebla; Ambystoma dumerilli, la cual reside en Pátzcuaro, Michoacán; y Ambystoma mexicano, localizada básicamente en Xochimilco en Ciudad de México.
Explicó que el museo además se creó para ayudar a conectar con la gente que está interesada en la biotecnología, biología de conservación y sistemas artificiales de soportes de vida.
En rueda de prensa, se explicó que lo más complicado fue la obtención de la licencia de funcionamiento como UMA.
Respecto del cambio de Casa a Museo, contaron que se dio porque los mismos visitantes expresaban, "'vamos al museo', y así surgió la idea del cambio". De igual forma, para apoyar con la industria de ecoturismo y vincularse con ellas.
Además de ser un espacio de exhibición y conservación, el Mumax es una unidad de manejo ambiental que cuenta con los permisos por parte de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) para la reproducción de las especies: velasci, mexicano y dumerilli.
Adicionalmente, el recinto tiene una sala lúdica y espacios de divulgación científica.
Junto con el museo, también se creó un restaurante y tienda de recuerdos, que con el consumo que se genere ahí, será la forma de financiar y sostener el cuidado de las especies.
Informó que el museo abrió sus puertas el pasado 21 de agosto y cuenta con un horario de 11 a 19 horas.
“Es un espacio de encuentro cultural que ofertará talleres, cursos, conversatorios, y diversas actividades musicales, cuya realización ayudará a financiar la preservación de la especie”, añadió.
Contó que el proyecto de transformación y lanzamiento del Mumax inició desde hace casi un año; pero que por la contingencia sanitaria tuvieron que realizar un paréntesis de seis meses.
“La tarea se retomó y ya estamos operando. Abrimos de miércoles a lunes, ya que el martes se le da mantenimiento a las instalaciones. El costo de ingreso es de 25 pesos”.
Recordó que los axolotes son especies endémicas de México, las cuales se encuentran en peligro de extinción.
Por su parte, Ariel Carbajal explicó que en la Sierra Norte de Puebla se encuentra la especie Ambystoma Velasci, la cual juega un papel fundamental en la identidad de los pobladores de Chignahuapan, por lo que el Mumax apuesta por involucrar a la ciudadanía en el cuidado y recuperación de una especie tan importante para la entidad.
Indicó que la variedad más conocida es el ambystoma mexicano, el cual es de color rosa, habitante de Xochimilco y está en peligro de extinción.
Mencionó que en Chignahuapan también abundaban, pero que con la introducción de las truchas y tilapias, peces muy voraces que se comen los huevecillos de las crías, los anfibios se fueron acabando.
“Ahora la población de axolotes locales es de una variedad de piel oscura, la cual poco a poco se está recuperando, pero no sólo en cuanto a población sino a la difusión de su importancia, y en el cuidado para su preservación, por eso el museo tenía que estar aquí antes que en cualquier otro lugar”.
Dijo que "todos en Chignahuapan sabemos que somos axolotes por eso estamos con conectados (...) además de que muchos dicen que le debemos la vida al ser medicinal".
Por último, expresó que el nombre del municipio también tiene raíces náhuatl.
mpl