Los riesgos por fenómenos naturales están siempre presentes y, en cualquier momento, pueden ocurrir sismos, lluvias, vientos, erupciones volcánicas, huracanes y otros eventos que pongan en peligro el patrimonio de las familias, afectando sus finanzas y, de manera negativa, la economía de las empresas.
A pesar de los posibles daños por estos fenómenos, en Puebla, solo uno de cada cuatro hogares cuenta con algún tipo de seguro, mientras que menos del 18 por ciento de las empresas, base de la economía, tiene alguna protección.
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Aunque las familias poblanas viven en una zona sísmica y enfrentan tanto riesgos naturales como industriales, la cultura de aseguramiento es baja y no está arraigada. Carlos Jiménez, director de Daños y Automóviles de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS), señaló un incremento en la contratación de seguros de vivienda en los últimos años, aunque aún hay mucho margen para mejorar la protección patrimonial en el estado.
Si bien en septiembre se conmemoran tres de los sismos más devastadores de México, no es estadísticamente el mes con más actividad sísmica, pero es un buen momento para visibilizar la vulnerabilidad del país, destacó el especialista.
“México está en la zona de mayor actividad sísmica y volcánica del mundo. Entre el 50 y 60 por ciento de nuestro territorio está expuesto a sismos. Al cierre de 2022, el 50 por ciento de los siniestros cubiertos por seguros de riesgos catastróficos fueron causados por terremotos y erupciones volcánicas. En 2023, aunque no hubo sismos fuertes, el sector asegurador cubrió siniestros por casi 200 millones de pesos, a pesar de que solo hubo un sismo de 6.5 grados a más de 130 km de Pijijiapan, Chiapas, lejos de Puebla”, mencionó.
Entre 2021 y 2022, según la AMIS, diez entidades concentraron el 98 por ciento de las pérdidas por sismos, siendo Ciudad de México la más afectada con el 47 por ciento, seguida de Morelos, Oaxaca, Chiapas, Guerrero y Puebla, entre otras.
A lo largo de su historia, Puebla ha mostrado su vulnerabilidad ante sismos, como los de Orizaba en 1973 (magnitud 7.0), Huajuapan de León en 1980 (6.5 y 6.7) y el de 2017 (7.1), con epicentro en el límite entre Puebla y Morelos.
Recuperación tardía
Según la AMIS, contar con seguros de vivienda, negocios y automóviles en zonas sísmicas como Puebla, o ante riesgos hidrometeorológicos, es crucial.
“Un sismo puede causar daños importantes o la pérdida total de una vivienda, negocio o automóvil, afectando gravemente las finanzas de las familias. El seguro ofrece la tranquilidad de contar con respaldo económico para reparar o reconstruir, protegiendo así el patrimonio y evitando un endeudamiento a largo plazo”, explicó el directivo.
La falta de seguro puede afectar negativamente a las familias y empresas, ya que recuperarse de un desastre puede tardar entre 10 y 15 años, incurriendo en deudas y vendiendo bienes, además de generar estrés financiero. El seguro es una herramienta estratégica para amortiguar los impactos de gastos imprevistos.
En Puebla, solo el 6.5 por ciento de las viviendas tienen un seguro voluntario, el 18 por ciento cuenta con uno vinculado a un crédito hipotecario, y 9 de cada 10 pólizas incluyen cobertura contra terremotos.
Giros afectados
Los fenómenos naturales no solo afectan viviendas, sino también una amplia gama de propiedades y negocios. Desde infraestructuras públicas hasta escuelas y hospitales son vulnerables a sismos, inundaciones o lluvias. En Puebla, los sectores más asegurados y afectados por imprevistos son la infraestructura pública (26.3 por ciento), viviendas (19.4 por ciento), hoteles (15.1 por ciento), comercio (15 por ciento), oficinas (7.2 por ciento) y transporte (2.08 por ciento).
Falta de cultura de seguros
Existe la percepción de que protegerse ante riesgos es costoso, pero el valor de un seguro varía según factores como el valor de la propiedad, ubicación y cobertura deseada. La falta de cultura preventiva y la idea errónea de que los seguros son caros son razones por las que muchas personas no los adquieren.
El costo de un seguro contra sismos es accesible y representa una inversión mínima frente a las pérdidas que puede causar un terremoto. Esta herramienta ayuda a las personas a afrontar los gastos catastróficos sin afectar sus ahorros o adquirir deudas, lo que más impacta la economía familiar y empresarial.
“También influye la idea de que ‘a mí no me va a pasar’, subestimando el riesgo sísmico en la región. Es importante que la población entienda que un seguro es una herramienta de protección financiera”, destacó el especialista.
Por último, HDI seguros subrayó la relevancia de las pólizas en un contexto de fenómenos naturales cada vez más intensos por el cambio climático.
AAC