Al menos medio millón de familias en Puebla tienen a una mujer como jefa del hogar, es decir, son el principal sostén económico de quienes viven en su vivienda, reveló el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Información (Inegi).
De cara al 'Día de la Familia', que se celebra en México el primer domingo de marzo, MULTIMEDIOS Puebla preparó una radiografía de cómo se componen los hogares poblanos, ya que la forma en que se asocian entre sí ha evolucionado significativamente con el paso del tiempo.
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Cabezas de hogares
De acuerdo con Mario Daniel Gómez Soberón, coordinador estatal del Inegi, la participación de las mujeres como cabezas de la economía en las familias en Puebla tuvo un crecimiento exponencial del 324 por ciento en tan solo una década.
Por otra parte, hacia 2010 apenas 167 mil poblanas eran encargadas de mantener a sus dependientes, como hijos o padres; sin embargo, en el Censo de Población y Vivienda 2020 la cantidad aumentó a 542 mil 883, es decir, el 31.68 por ciento del millón 713 mil 381 viviendas habitadas en la entidad.
Dicho de otro modo, tres de cada 10 hogares en Puebla subsisten gracias al trabajo de una mujer, siendo el grupo de 35 a 50 años de edad el más representativo, con más de 168 mil personas. No obstante, cerca de 2 mil 500 adolescentes de entre 15 a 19 años también se hacían cargo de toda su familia para entonces.
Gómez explicó a MULTIMEDIOS Puebla que para el Inegi existen cinco tipos de familias a partir del tipo de relación consanguínea, legal, de afinidad o de costumbre entre el principal proveedor de recursos y los otros miembros del hogar. Éstas son:
- Nuclear. Que se conforma por un jefe o jefa del hogar, su cónyuge con o sin hijos; o, en su caso, el jefe del hogar y sus hijos, que representan 60 por ciento de las 1.71 millones de viviendas habitadas en Puebla.
- Ampliada. Que se integra por jefes con o sin cónyuges, con o sin hijos y con otros parientes, llámese tíos, primos, hermanos o suegros, por ejemplo, que son 30 por ciento en la entidad.
- Compuesta. Que se forma por un jefe o jefa del hogar con o sin cónyuges, con o sin hijos, además de otros parientes y no parientes. Hogar nuclear o ampliado más no parientes.
- Unipersonales. Cuando una sola persona vive de manera independiente en una vivienda.
- De correspondencia. Que se forma cuando dos o más personas sin vínculo sanguíneo comparten la misma casa, lo que se conoce como roomies.
En ese sentido, el coordinador del Inegi precisó que 56 por ciento de las familias poblanas dependen del sector terciario, que integra actividades asociadas al comercio o los servicios, con más de 950 mil.
Cabe destacar que, en segundo lugar apareció el sector secundario e industrial, del que dependen 420 mil hogares, 25 por ciento de la muestra; mientras que el sector primario, que incluye la agricultura o la ganadería, abarca 19 por ciento del total, con aproximadamente 325 mil.
Asimismo, algunas familias en la entidad se han poblanizado, ya que se han identificado bloques extranjeros provenientes de Alemania, Estados Unidos, Colombia, Venezuela y Haití por temas de negocios o seguridad, sumado a la migración interna que en su mayoría llega de Veracruz, Estado de México, Ciudad de México y Oaxaca.
El lugar con menos familias
En el estado de Puebla, el municipio con más familias en su territorio es la capital, que rebasa las 600 mil de acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2020 del Inegi.
En contraste, a casi dos horas de distancia de la quinta metrópoli más grande de México, aparece una demarcación con apenas 11 kilómetros cuadrados de extensión que es el hogar de apenas 650 habitantes.
Se trata de La Magdalena Tlatlauquitepec, una comunidad enclavada en la Mixteca Alta que colinda con Huehuetlán El Grande, Huatlatlauca y San Juan Atzompa en el que apenas convergen 169 familias, la menor cantidad en todo Puebla con todo y que hay otros 32 municipios con menos territorio.
Aunque tiene atractivos naturales como las pozas y manantiales de Tlacayotlan, ese no ha sido factor suficiente para que la economía del lugar incremente, situación que ha obligado a la mayoría a migrar hacia otras zonas con mejor bonanza.
Además, de acuerdo con el Inegi, de las 169 familias que viven en La Magdalena Tlatlauquitepec apenas 29 tienen acceso a internet, pero la cifra se reduce a 11 si se trata de las que cuentan con alguna computadora. De hecho, los registros también arrojaron que 56 familias carecen de celular para comunicarse con los demás.
A decir del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), hacia 2020 el 59 por ciento de los pobladores del municipio se encontraban en situación de pobreza moderada y 28 por ciento en situación de pobreza extrema. Además, detectó que 10 por ciento era vulnerable por carencias sociales y 1.5 por ciento vulnerable por ingresos.
“Las principales carencias sociales de La Magdalena Tlatlauquitepec en 2020 fueron carencia por acceso a la seguridad social (pues la mayoría se atiende en centros de salud o consultorios de farmacia), carencia por acceso a la alimentación (con sueldos promedio de 4 mil 400 pesos al mes) y carencia por acceso a los servicios básicos en la vivienda (pues algunos no tienen agua, luz o drenaje)”, concluyó Coneval.
Principal factor de ruptura
Cabe destacar que, aunque son un componente fundamental para la construcción de la identidad personal y de las sociedades, las familias mexicanas enfrentan múltiples problemáticas que ponen en riesgo su constitución o permanencia.
De acuerdo con la psicóloga Giovana Gaytán Ceja, académica de la Universidad Iberoamericana de Puebla, la familia es primordial para que los individuos tengan un desarrollo óptimo durante toda su vida.
“La familia es la base de la sociedad, es un núcleo donde nacemos, nos desarrollamos y vamos creando ese vínculo, adquirimos un sistema de valores que empleamos a lo largo de nuestra vida. También formamos redes de apoyo y allí se encuentran esas fortalezas y recursos que nos van a ayudar en nuestra vida”, comentó Mario Daniel Gómez.
En entrevista para MULTIMEDIOS Puebla, explicó que la violencia de género y contra las infancias son el principal factor para que una familia se disuelva, lo que provoca que éste se vuelva disfuncional y sus integrantes enfrenten problemas de comunicación, alterando el desarrollo de sus individuos.
“La familia es un elemento básico e importante de la sociedad porque es donde vamos forjando valores, recibimos la educación de primera mano de nuestros padres, madres o tutores, es importante que se trabaje en todo el tejido social, en los valores y en visibilizar las problemáticas, sin olvidar que cada individuo debe trabajarlo de manera propia para no replicarlo”, puntualizó Giovana Gaytán Ceja.
Recomendó que desde el hogar se enseñe a los más pequeños cuáles son las acciones o conductas violentas para que no las repliquen cuando formen su propia familia, pero si este factor está ausente, se deben emplear alternativas.
“Un pequeño que crece en un entorno violento puede llegar a normalizarlo y perpetuarlo, replicar este patrón. Se debe ver desde otras instancias como las escuelas y la misma sociedad para que los pequeños no vean a la violencia como algo normal”, aseveró la psicóloga.
La especialista hizo hincapié en que hoy día ya no existen las familias nucleares tradicionales y eso, lejos de representar un problema para la sociedad, debe tomarse como una oportunidad para enriquecer la cultura y garantizar apropiadamente la formación de los individuos.
“Somos seres sociales y quienes no tienen una familia nuclear pueden encontrar apoyo en otras personas. La familia no necesariamente es aquella que tiene una base sanguínea, pues podemos desarrollar otros vínculos y relaciones de familia aunque no tengan este lazo, siempre y cuando tenga un vínculo significativo en su vida”, añadió la psicóloga Giovana Gaytán Ceja.
AAC