“La creación de cazuelas, jarritos, candeleros y sahumerios es una tradición que se debe hacer con el corazón”, señala el alfarero poblano Genaro López, quien forma parte de la sexta generación de artesanos dedicados a la creación de artículos de barro. Por esta actividad, anunció que más de 15 familias buscarán convertir una casona del Barrio de La Luz en un museo, en el cual se puedan impartir talleres para jóvenes con el fin de que la costumbre prevalezca en Puebla.
En entrevista para MILENIO Puebla, el artesano detalló que esta idea de proyecto surgió ante la rehabilitación que impulsó el gobierno federal en el inmueble ubicado en el número 1403 del Barrio de La Luz, sobre la Avenida Juan de Palafox y Mendoza y la calle 14 Sur, a cinco años del sismo de septiembre que los dejó sin un espacio para trabajar.
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El movimiento telúrico de 2017 derrumbó los talleres donde elaboraban las tradicionales cazuelas para el mole, los jarritos para el atole, y candeleros y sahumerios para la temporada de Todos Santos, y con ello su única forma de generar ingresos para sus hogares.
Sin embargo, las familias artesanas se unieron para crear la Asociación de Alfareros del Barrio de La Luz, y se dedicaron a quitar los escombros del suelo para construir unos talleres provisionales con láminas y materiales reciclables.
Durante cinco años trabajaron bajo la intemperie, pero con la ilusión de recuperar sus talleres para crear cazuelas y diversos artículos que se comercializan en municipios, pueblos y juntas auxiliares. Fue hasta 2022 cuando un recurso del gobierno federal ayudó a rehabilitar más de ocho talleres, se dio mantenimiento a un horno de 300 años de antigüedad.
El presidente de la Asociación de Alfareros, Arturo López Cano, explicó que dicha intervención fue un respiro para los artesanos, ya que la pandemia estuvo a punto de culminar con esta histórica práctica en el corazón de la capital poblana.
“Estuvimos a punto de tirar la toalla por la crisis económica, no veíamos de qué vivir, la gente estaba buscando sobrevivir y no comprar. Hasta 90 por ciento disminuyeron nuestras ventas y algunas empresas que nos compraban también cerraron. Fue una etapa difícil, pero entre todos los alfareros nos ayudamos”.
En lucha desde 1993
En entrevista, el abogado Alberto Hernández Rojas comentó que fue la defensa jurídica de 70 alfareros en Puebla inició en 1993, cuando la Dirección General de Culturas Populares, a través de la Unidad de Regional Puebla, lo contactó para proteger los derechos de los artesanos ante la amenaza de desalojo de sus talleres.
Entre los afectados se encontraban las familias de Ángel Cortés Campos, Antonia Díaz Cortes “Toñita”, y Rita Aveldaño, las primeras dos mujeres que heredaron a los más jóvenes.
“Estos inmuebles presentaban conflictos legales entre particulares y ya tenían órdenes de desalojo; fue un pleito que duró un año y medio en el que estas familias estaban en incertidumbre, pero se logró llegar a una solución parcial”.
Hernández señaló que estos talleres poseen una historia impresionante, hornos históricos, habitaciones gigantes estilo señorial, patios grandes con plancha de sol para el secado de las cazuelas y una arquitectura mágica de la Puebla antigua.
En coordinación con la asesora del proyecto, Lucila Ulloa Téllez, los artesanos consiguieron un financiamiento económico a través del Fondo Industrial del Estado de Puebla, mismo que hizo un estudio para rehabilitar sus talleres y retirar los hornos de leña.
“El proyecto actual de alfareros es muy apegado al original. Nos mantuvimos en lucha con los alfareros desde hace 29 años y me alegro de que aceptaran”, finalizó.
Proyecto en casona de artesanos
Los alfareros anunciaron que este año abrirán sus puertas para que este espacio se convierta en un corredor turístico en una primera etapa, pero se gestionarán los permisos y apoyo de la Gerencia del Centro Histórico para que se convierta en un museo de barro, en el cual se puedan realizar talleres.
“No tenemos contemplado cobrar para el ingreso, queremos que la gente conozca este espacio, que este oficio se mantenga aquí en Puebla y los más jóvenes se interesen por la creación de utensilios de barro”.
AFM