El estado de Puebla cuenta con la capacidad para el manejo de residuos peligrosos biológico-infecciosos (RPBI) que salen de los hospitales y clínicas en las que se atiende a pacientes con covid-19; mientras que, en las casas, los cubrebocas y otros artículos que se utilicen para reducir la posibilidad de contagios o atender a pacientes, deben ser desechados en una doble bolsa de plástico luego de ser rociados con una disolución de cloro.
De acuerdo con el análisis de Raciel Flores Quijano, director del Área de Química de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (Upaep), explicó que, pese a la emergencia sanitaria generada por el coronavirus y el confinamiento de las personas para reducir la posibilidad de contagios, se mantiene la generación de mil 700 toneladas de desechos sólidos en el municipio de Puebla.
Señaló que los residuos de los hospitales y las clínicas son confinados de acuerdo a normas federales; mientras que los desechos sólidos de los hogares son recogidos por una empresa privada que los traslada hasta el relleno sanitario de Chilptepeque.
“En Puebla no existe un riesgo por el manejo y disposición de los residuos. El relleno sanitario en Puebla capital entierra lo que llega durante el día y, con eso, se cubre el riesgo (…). El municipio está cumpliendo con las características de higiene con las que se deben manejar este tipo de residuos”, comentó.
Destacó que existen normas para el manejo de residuos peligrosos biológico-infecciosos (RPBI) en Puebla, las cuales, se están cumpliendo y, actualmente, no existe un riesgo mayor para la población.
“Todos los residuos peligrosos biológico-infecciosos generados en clínicas, laboratorios, bioterios, tienen una legislación muy específica y existe una norma en donde se establecen medidas para el manejo, traslado y la confinación con una competencia federal. En algunos casos, se obliga a mandar los residuos a sitios de incineración. No existe ningún riesgo”, apuntó.
Resaltó que la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) está actuando de manera oportuna ante denuncias y problemas detectados en el manejo de residuos peligrosos biológico-infecciosos (RPBI), como sucedió con el caso de una empresa privada que cuenta con un centro de acopio en Cuautinchán.
“En el evento que se presentó con la empresa privada dedicada a la recolección y transporte a través de un almacenamiento en una zona que está fuera de la ley, Profepa tuvo una intervención. Una vez que los inspectores hacen acto de presencia con sus actas circunstanciadas, le dan seguimiento hasta que se cumpla satisfactoriamente la queja po la que está interviniendo. Profepa está actuando de manera correcta, peo hay que seguir los lineamientos legales que permite hacer una intervención”, apuntó.
Respecto a los cubrebocas y otros elementos que son utilizados en casa para educir la posibilidad de contagios, Flores Quijano resaltó la importancia de que sean desechados en doble bolsa luego de que sean rociados con una disolución de cloro.
“Los residuos que generamos en casa por el covid-19 son de una envergadura menor porque estamos hablando de cubrebocas, guantes, pañuelos… No son considerados como de alto nivel de contagio. Una vez que tengamos la precaución de embolsarlos, de que se los lleven y los entierren, no hay ningún problema”, aseguró.
mpl