Ante los efectos de la pandemia de covid-19 y el aumento de insumos como fertilizantes, la agricultura solar con el uso de energía limpia es la alternativa para reducir costos de producción y ofrecer alimentos a precios competitivos.
Claudina Padilla Quiñonez, especialista en Diseño Estratégico e Innovación por la Universidad Iberoamericana Puebla, desarrolló el proyecto de agricultura solar en la región de Atlixco, donde se comenzaron a obtener resultados en materia de ahorro en procesos productos.
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La propuesta se enfoca en sistemas agrovoltaicos a pequeña escala, los cuales consisten en la instalación de paneles solares en espacios con cultivos para obtener energía que se puede ocupar en procesos de riego.
El aprovechamiento integral del suelo puede derivar en la siembra de vegetales y el criadero de ganado al mismo tiempo que se genera energía, la cual, se puede emplear en diferentes procesos productivos.
Padilla Quiñonez destacó que la agricultura solar se emplea en países como Alemania y Corea del Sur, ante lo cual, decidió desarrollar su propia propuesta con un programa piloto que se implementó en Atlixco.
“El sistema, actualmente, se encuentra en proceso de evaluación de resultados. Lo que me interesa es ver cómo puede ser un modelo factible a nivel comunitario. Son módulos muy caros”, destacó.
Ante el panorama actual enmarcado por aumentos de precios, problemas en las cadenas de suministro y reducción de precipitaciones, Padilla Quiñonez observa una oportunidad para construir una economía circulara partir de la derrama que deja la energía solar.
“La derrama que deje la generación de energía solar puede invertirse en más tecnología que fortalezca los cultivos y reduzca las emisiones de contaminantes. Lo que voy a proponer ahora no será una realidad mientras no haya un cambio”, explicó.
A pesar de que los resultados económicos que pueda generar la agricultura solar, una de las complicaciones es la actual legislación porque se complica la colocación de paneles solares ya que las áreas se convierten en espacios industriales por la generación de energía eléctrica.
“Las legislaciones frenan modelos alternativos porque proponen que los agricultores sean sus propios productores de energía y que puedan vender el excedente a la comunidad. A pesar de que todavía puede haber producción de energía solar no se están dando los permisos para medianas y grandes empresas. Estamos detenidos. Digamos: hoy tengo una hectárea que está catalogada como suelo agrícola, pero si decido poner paneles solares se vuelve una tierra industrial. Eso tiene implicaciones en impuestos, en gasto”, destacó.
La especialista aseguró que los campos solares no están peleados con la agricultura y los servicios ecosistémicos, y su sinergia puede representar grandes beneficios económicos, sociales y ambientales.
Padilla Quiñonez planea desarrollar un trabajo complementario a su propuesta con un segundo posgrado del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y la beca Mujer Solar, por la que compitió en meses pasados, misma que le permitirá obtener la certificación y entrenamiento necesarios para implementar los sistemas de agricultura solar.
AFM