Petra Sandoval Mauricio junto con su esposo y sus dos hijos, todos ellos originarios de la ciudad de Puebla, mantienen una tradición de fabricar piñatas por más de 25 años.
Su marido, Emiliano González, fue el iniciador de este proyecto en 1995, mismo que combinan con su negocio de verduras al interior del mercado Ignacio Zaragoza, ubicado al norte de la Angelópolis.
“Mi esposo es quien nos enseñó a hacer las piñatas. Él aprendió solo. Fue a un lugar a donde las estaban haciendo y aprendió viendo nada más. Él siempre ha sido de que ‘yo veo, yo aprendo’”.
Desde entonces la agilidad de sus manos ha permitido llevar alegría a las familias poblanas dándole forma al papel.
Su materia prima es el periódico, el cual manifiesta la mujer es un material muy manejable que los ayuda a darle forma al mezclarlo con el también tradicional engrudo, aunado a esto emplean los materiales para dar color, como el papel de china, lustre, crepé y cartulinas.
“Empleamos muchos colores. A la gente le gusta de todos los colores, que sea muy colorida la piñata. Regularmente no les gusta que se vista de un solo color sino que tiene que ser muy colorida”.
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Asimismo, su creatividad y talento les ha permitido colocar sus productos en múltiples establecimientos localizados en otros centros de abasto.
En la actualidad, por la pandemia sus ventas decrecieron. “Es muy poca, no es igual que los otros años. Hubo muy poca demanda”. Apunta que el año pasado fabricaron poco más de 400 piñatas y este año contemplan producir la mitad, es decir, unas 200.
De igual forma, lamenta que poco o nada ha escuchado que sus clientes vayan a realizar posadas, tal y como sí ocurrió el año anterior.
“La gente viene y las escuchas hablar de que se están preparando o de que van a realizar una posada, pero este año nada”.
Sandoval estima que esto sea reflejo de la contingencia sanitaria y porque las autoridades de salud han solicitado dejar de realizar festejos en los que haya grandes concentraciones de personas, lo que explica que sus ventas hayan caído en un 50 por ciento con relación al periodo decembrino del año pasado.
Para ejemplificar lo que ocurre, cuenta que actualmente la gente compra solo una o máximo dos piñatas, y las que más se llevan son las pequeñas de una estrella.
“Es una piñata chica, pero ésta también la piden”, añade mientras señala la mediana.
Informa que varían los precios de sus productos, desde los 15 y hasta los 50 pesos, la grande. Por último, expresa que para realizar una de sus obras dedica en promedio unos 20 minutos.
“Pero todo el proceso sí es más cansado porque hay que moldear, desmoldear, poner a secar, pegar conos y volverlas a secar. El proceso en sí se lleva un día completo”.
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