La renovadora de calzado La Reforma, creada desde 1925, tuvo su época de oro de los años 70 a los 90, con más de tres de generaciones dedicadas a la reparación de zapatos de personajes de la política. Actualmente, el giro sobrevive ante los nuevos retos por la contingencia sanitaria, expresó el dueño Víctor Manuel San Vicente.
En entrevista con MILENIO Puebla, precisó que su negocio fue fundado por su abuelo en 1925 y le siguió su papá. En 1962, cuando tomó el control del negocio, trabajó arduamente para ser el mejor en este giro, por ello llegó a tener hasta 35 trabajadores, al ser la renovación de calzado el servicio más solicitado.
Narró que su temporada de oro fueron las décadas de los 70 a los 90, pues contó con muchos trabajadores y la demanda de reparación de calzado era alta.
“Me acuerdo cuando en los años 70, cuando existía la zapatería Canadá y otras marcas famosas, nos hacíamos 300 pares diarios por lo que se le cambiaban suelas, tacones y tapas. Actualmente no llegamos a 20 y contamos con cuatro empleados”, expresó el dueño del negocio.
Ante esto, recordó con nostalgia que tuvo sus épocas “muy buenas”, pero actualmente sobrevive a la pandemia. Y es que en medio de la emergencia sanitaria, el trabajo disminuyó hasta 20 por ciento, por lo que ha sido una de las temporadas más difíciles.
El dueño de la renovadora de calzado, ubicada en la calle 6 Norte número 407 colonia Centro, destacó que uno de sus cliente más frecuentes y que por años ha contratado su servicio es el ex gobernador interino, Guillermo Pacheco Pulido; así como la ex alcaldesa Blanca Alcalá Ruiz, entre otros personajes.
“En el caso de Blanca Alcalá, recuerdo que un 15 de Septiembre me mandó la tela para que le forrara las zapatillas de la misma tela de su vestido, o para cualquier evento, cuando era presidenta municipal. En el caso de Pacheco, también han sido un sinfín de pares que le hemos reparado, él nos manda a su chofer, estos personajes son muy exigentes”, destacó.
Asimismo, comentó que cuenta con una clienta que viaja desde Estados Unidos para que le reparen su calzado y llega con más de 15 pares.
Por último, expresó que cuando ya no pueda trabajar el establecimiento cerrará sus puertas, pues ninguno de sus hijos podrá seguir con el oficio, ya que tomaron otro camino: “Aquí estaremos hasta que Dios nos lo permita y el covid-19. Nos han llegado zapatos en mal estado y aquí salen como nuevos; además, abrimos el mercado para reparar bolsas, mochilas y chamarras de piel”.
AFM