La pandemia de covid-19, defunciones constantes en la comunidad y la crisis económica, han orillado a la sociedad poblana a volver a buscar el refugio de la religión, es por ello que durante las preparaciones para celebrar el Día de la Candelaria, los ropones tradicionales han vuelto a ser los más buscados, ya no se buscan los uniformes deportivos, caracterizaciones cómicas y de más atuendos fuera de las costumbres, solo se busca agradecer y enaltecer a las figuras católicas.
Durante un recorrido realizado por MILENIO Puebla, en diferentes puntos de venta de accesorios y ropones para Niño Dios, se constató que si bien las ventas no han aumentado o asemejado a las de febrero del 2019, las y los poblanos acuden con afluencia moderada pero bastante fe en búsqueda de los elementos necesarios para adornar sus figuras de Jesús, mismas a quienes les atribuyen dotes como la protección de su hogar y familia, además de la abundancia, salud e intervención divina.
En uno de estos puntos de venta ubicado en el Mercado de la Merced, María del Carmen, mejor conocida como "La Comadre", espera cada año a sus fieles clientes. Sin embargo, ella misma señala que ha notado una escasa demanda después del inicio de la pandemia, es por eso que optó por manejar precios bajos durante este 2022 como muestra de solidaridad con todas y todos los poblanos.
"La misma situación económica que a todos nos aqueja por la situación de la pandemia, estamos apoyando a la gente que se acerque a vestir sus niños Dios. Tenemos niños desde 100 pesos, la gente anda buscando la economía y estamos buscando la forma también de ser compartidos con ellos." señaló La Comadre, quien además, enfatizó en que lo importante no es el dinero, si no preservar las creencias, pues solo con ayuda se logrará salir adelante, "Lo que nos mueve es la fe, pero a veces la economía nos detiene.", puntualizó.
En otro punto de gran importancia durante estas fechas para los poblanos, se encuentra Marina, vendedora del comercio 'Infantiles Muñoz' ubicada a un costado de La Victoria, punto concurrido dónde quienes transitan a lo largo de la 3 Norte, se cautivan con sus tradicionales ropones.
La comerciante de 60 años de edad y con 45 años vistiendo Niños Dios, señaló que si bien sus ventas apenas han alcanzado un 70 por ciento de lo recaudado en años previos a la pandemia, en esta ocasión le daba mucho gusto el ver qué la comunidad católica y creyentes, buscaban una vez más los ropones tradicionales, blancos en su mayoría o del niñito doctor y enfermero. Puesto que, en años pasados, le entristecía ver qué la sociedad perdía el respeto por las figuras religiosas colocándoles atuendos deportivos, animados o de alguna otra manera ajena a las creencias católicas
Así, las y los poblanos han retomado sus creencias, su devoción y respeto por los eventos y tradiciones del 2 de febrero, fecha que vuelve a ser una razón más para poder expresar su agradecimiento y amor a todo lo divino que les permite continuar con salud en un mundo de pandemia.
CHM