Saqueo de agave en la Reserva de la Biósfera de Tehuacán-Cuicatlán causa daños ambientales

EDICIÓN FIN DE SEMANA

En los últimos cuatro meses, se registró la sustracción ilícita de 17 toneladas de la planta que se ocupa como la base para la elaboración de la bebida ancestral.

Robo de agave, el fenómeno que crece y genera daños ambientales | Especial
Verónica López y Apolonia Amayo
Puebla /

Un fenómeno delictivo que pone en riesgo el equilibrio ambiental de la Reserva de la Biósfera Tehuacán-Cuicatlán está creciendo frente al auge del mezcal: el saqueo de agave. En los últimos cuatro meses, comuneros de la zona ubicada al sureste del estado de Puebla contabilizaron la sustracción ilícita de 17 toneladas de la planta que se ocupa como la base para la elaboración de la bebida ancestral.

La Reserva de la Biósfera es un área natural protegida que se localiza en la región Mixteca y rodea al municipio de Zapotitlán Salinas, ubicado a unas tres horas de la capital del estado, el cual, atesora una gran biodiversidad de flora, como el agave.

En una visita que Multimedios Puebla realizó al municipio de Zapotitlán Salinas, pobladores de la zona coincidieron al señalar que, a medida que se impulsa el consumo de mezcal, aparecen “saqueadores” que, de manera indiscriminada y sin considerar el impacto al ecosistema, cortan el agave para venderlo en los palenques, como se conoce a los lugares donde se produce la bebida.

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Riesgo la biodiversidad

Junto a una carga de tonelada y media de piñas de maguey, que fue decomisada por brigadas de la zona a principios de febrero de este año, Pablo Primitivo Cortés Salas, presidente del Comisariado de Bienes Comunales de Zapotitlán Salinas narra cómo es que sucede el corte ilícito de esta planta, lo cual, creció de manera exponencial en los últimos meses.

“Es muy fuerte lo que estamos sufriendo. Este producto ya está encargado. Los saqueadores ya saben dónde hay y lo pueden cortar en dos a tres días, pero es ilegal”, alerta Cortés Salas al tiempo de señalar que, de cada piña es posible obtener entre uno a dos litros de materia para la elaboración de mezcal.

Zapotitlán Salinas, añadió el representante del Comisariado de Bienes Comunales, es una región rica en agave silvestre. En esta se han identificado, al menos, 17 especies como el pichomel y papalometl con las que se produce la bebida.

Añade que el saqueo de agave es una práctica que preocupa a los habitantes de esta zona del estado, pues no solo se trata del robo de una planta, sino de un ilícito que pone en riesgo la biodiversidad, al tratarse de ejemplares que tardan entre 10 a 20 años en alcanzar su madurez y su robo se agudiza a medida que crece la promoción del mezcal.

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“Es algo silvestre, que nadie lo sembró, es de la naturaleza y, es parte de la reserva. Nosotros tenemos aquí una reserva y tenemos un patrimonio mixto, es la preocupación que tenemos en la comunidad”, señala Primitivo.

A partir de la Denominación de Origen Mezcal que Puebla recibió en diciembre 2015 y la creciente industrialización de la bebida, lugares circunvecinos a Zapotitlán Salinas multiplicaron el número de palenques.

Los “saqueadores”, como pobladores de la Reserva llaman a quienes de manera ilícita cortan la planta, se dedican a buscar agave para llevarlo a los palenques.

“Hay compradores que eso están esperando. Tienen la misión de hacer y hacer mezcal y no les interesa, sea de dónde sea, ellos quieren el producto. La comunidad de Zapotitlán no puede mantener a todos, tenemos que cuidar lo que tenemos”, señalan los comuneros.

Guardianes del agave

Los meses de noviembre a marzo se convierten en un periodo que amenaza al agave de la región, ya que es cuando los ejemplares están listos para su procesamiento, pero no todos llegan a concluir su desarrollo porque se extrae de manera ilícita.

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“Ahorita son tiempos, marzo, abril hasta mayo, ya cuando empieza la lluvia ya no se puede (cortar) porque se cargan de agua, ahorita es cuando tenemos esto (saqueo), ahorita el tiempo para sacar el mezcal es en febrero y marzo”, comenta Cortés Salas.

Ante el saqueo constante de agave silvestre, autoridades de Bienes Comunales se han organizado y, junto con guardias comunitarios conforman brigadas para vigilar de manera voluntaria puntos clave en la zona de Zapotitlán Salinas. También mantienen pláticas con los habitantes para darles a conocer la importancia de preservar lo que la tierra ofrece y aprovechar los recursos de una mejor manera.

Entre los lugares que han identificado como puntos de saqueo se encuentran: Tilapa, la colonia San Martín; así como la zona de Los Reyes Metzontla, es decir, en las mismas comunidades.

Ante este problema, autoridades comunales señalan que nada pueden hacer cuando detectan infraganti a un saqueador “es delicado porque nosotros no podemos detener a nadie y tenemos que esperar a que alguien los ponga a disposición y, si luego los sueltan, no tiene ningún caso”.

Cortés Salas refiere que a finales de enero una persona fue detenida por elementos de la policía municipal cuando trasladaba “piñas de maguey” y fue puesto a disposición de las autoridades en Tehuacán, pero quedó en libertad, lo que causó malestar entre la gente; sin embargo, asegura que no desistirán en su objetivo de defender el agave.

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Robo de agave no es delito

La situación se complica porque en las leyes del estado, el robo de las piñas de los agaves mezcaleros no está tipificado como delito grave; además, cuando las piñas que fueron sustraídas llegan a recuperarse tampoco pueden ser ocupadas en la producción formal del mezcal porque se trata de un producto robado “es ilegal”.

De esta forma, Cortés Salas dijo que planteó a instancias como la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) y a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) elaborar un plan de manejo para que este maguey pueda aprovecharse y no sólo se apile en camionetas o se guarde en el Museo de la comunidad, como ahora sucede, porque no puede ocuparse.

“Es importante un plan de manejo para que se pueda utilizar esto que pertenece a la comunidad. Cuando empieza a salir el quiote es cuando ya concentraron los azúcares, pero lo cortan y solo se echa a perder”.
Reserva de Biósfera Tehuacán-Cuicatlán. (Andrés Lobato)

Agave de alto valor

Del agave depende todo un ecosistema, explica el director de la Reserva de la Biósfera, Fernando Reyes Flores, pues crece en una zona que por su vegetación es considerada como la más rica de América del Norte donde millones de plantas interactúan.

En esta zona que abarca más de 24 mil hectáreas, se tiene presencia de 3 mil especies de plantas, entre ellas, de agave catalogadas como endémicas de Zapotitlán. Es por ello la preocupación del saqueo, ya que el corte se presenta con el crecimiento de un quiote, es decir, cuando de la planta brotan flores que pueden albergar hasta 300 mil semillas, las cuales sirven de alimento para la fauna que se encarga de la polinización.

“Esas flores son el alimento por el néctar y el polen de insectos, de aves, de mamíferos como los murciélagos. Ese néctar y ese polen alimentan a los animales y ellos ayudan al maguey a dispersarse, así se hace la diversidad genética. Ésta es la maravilla del Valle de Tehuacán. Estos magueyes, como tal también tiene una función ecológica porque al afianzarse al suelo hay humedad, son madrigueras de serpientes, nidos de aves, esa es una riqueza biológica del valle”.

Visitar la Reserva de la Biósfera, declarada como Patrimonio Mundial, es encontrarse con un mosaico de cactus columnares, plantas espinosas, biznagas, agaves, orquídeas y de especies que, en esta época del año con su floración comienzan a anunciar la llegada de la primavera.

Al adentrarse es posible observar el sotolín, conocida como pata de elefante, la planta más longeva de la zona con ejemplares de hasta de 800 años que impactan con su altura, ya que llegan a medir más de seis metros, también, buscada por saqueadores.

Reserva de Biósfera Tehuacán-Cuicatlán. (Andrés Lobato)

Contener la extracción ilegal de maguey es complicado, aseguran los pobladores de la zona porque se trata de habitantes de las mismas comunidades del valle "conocen la zona y lo hacen, principalmente, en la madrugada. Cortan la piña, contratan camionetas y las trasladan a los palenques cercanos, a Caltepec. Es muy difícil para un saqueador seguramente identificar las especies endémicas, arrasan con todo lo que esté a su alcance, es la situación que estamos viviendo, es una presión que estamos combatiendo".

CHM

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