Pueblo Otomí de Toluca recuerda a sus niños muertos

Como cada año, en San Cristóbal Huichochitlán, se visitan y arreglan las tumbas de los pequeños.

Llevan flores. (Claudia Aguilar)
Toluca /

“Yo tengo un hogar, hogar, bello hogar más allá del sol”, se escucha mientas las flores caen en las tumbas, las cruces blancas, ahora se adornan con el color amarillo del cempasúchil, las flores blancas también visten las tumbas, recuerdan a quienes ya no están.

Este 28 de septiembre se celebra el Día de San Miguel Arcángel, pero en las comunidades de origen Otomí del norte de Toluca se recuerda a los pequeños que murieron, a esos “angelitos” que se fueron sin saber del pecado.

El sol poco a poco baja su intensidad, las nubes comenzaron a enfriar el ambienta que se sentía caluroso desde medio día. A las afueras del panteón de San Cristóbal Huichochitlán, uno de las comunidades de origen indígena de la capital mexiquense, los puestos improvisados ofrecen flores, comida, agua y unas latas para colocar en su interior este adorno, vistiendo las tumbas de recuerdo.



Las familias avanzan en su caminar, los hombres y los mayores cargan en sus hombros las gruesas de flores, las mujeres llevan en las manos sus bolsas de mandado con los pétalos de cempasúchil o el pico, el azadón y las cubetas.

En la entrada del cementerio da la bienvenida una figura de bulto de San Miguel Arcángel, desde allí se observa el movimiento de gente que entra y sale, de quienes trabajan las tierra, desyerban y limpian las tumbas. Entre éstas se encuentra Cata, quien recuerda a su nieta, que con apenas un mes de nacida “regresó al cielo”.

Esta fecha es especial, porque anuncia los preparativos para el Día de los Fieles Difuntos, el Día de Muertos, donde todos son recordados. Este 28 de septiembre es sólo para recordar a eso pequeños niños que dejaron este plano y que a pesar del corto tiempo que estuvieron en él dejaron muchos recuerdos.

“Este día, aquí en el pueblo lo festejamos y esperamos a los niños que han muerto, les venimos a dejar flores. Yo vengo a ver a mi nieta, ella estaba recién nacida, tenía un mes de nacida la recuerdo mucho porque era la única niña, tengo puros niños de nietos”, dice Cata.

En otra de las tumbas, una familia piden se toquen las mañanitas y así recordar a su pequeño, el sonido de la guitarra acompaña ese momento.

Como cada año las comunidades de origen Otomí, del norte de Toluca recuerdan a los pequeños que fallecieron, llevan flores, fruta y en familia recuerdan a quienes ya no están.

LC

  • Monserrat Mata
  • monserrat.mata@milenio.com
  • Reportera en MILENIO Estado de México desde 2016, egresada de la Facultad de Humanidades de la UAEMex. Escribo sobre Salud, Desarrollo Agropecuario y Medio Ambiente.

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