A metros del muro fronterizo, todos los días cientos de migrantes abandonan muchas de sus pertenencias con las que viajaron desde sus países de origen.
MILENIO recorrió varios kilómetros de la frontera entre Lukeville, Arizona, y Sonoyta, Sonora, donde los objetos desperdigados por el desierto dan una idea de la travesía que han enfrentado para llegar hasta ese punto y de la vida que han dejado atrás.
En la zona hay bidones de agua, blancos o de color negro. Los blancos usualmente son dejados por organizaciones de protección a migrantes en alguno de los puntos, junto con otros víveres para las personas que llegan al desierto. Los negros, por otro lado, son entregados por los traficantes de personas para evitar que sean vistos con facilidad.
Fogatas
Durante diciembre, enero e inicios de febrero, las temperaturas han llegado por debajo de los cero grados. Los migrantes que deciden esperar a entregarse a las autoridades migratorias han recurrido a fuegos improvisados para evitar el frío y la oscuridad, en tanto son recogidos por la patrulla fronteriza. Muchos de ellos llevan a su familia, incluidos menores de edad, consigo.
Peines, cepillos de dientes y desodorantes.
La última travesía para los que deciden internarse en el desierto es la que exige más a nivel físico. Los migrantes evitan llevar consigo cosas que pudieran retrasar su llegada más de lo necesario.
Medicinas
A veces solamente paracetamol y otras veces medicamentos bajo receta. Las inclemencias del desierto, multiplican los padecimientos de los migrantes que muchas veces buscan llegar a Estados Unidos para optar por un mejor tratamiento para sus enfermedades. Organizaciones aseguran que personas con diabetes han perdido sus dosis de insulina tras internarse en el desierto, una situación que podría volverse mortal.
Chips de celular
La comunicación es sumamente importante para las personas que se dirigen desde México a la frontera norte, y vital para aquellos que se internan en el desierto. Si bien la señal suele ser intermitente, el poder marcar al 911 para solicitar un rescate de la Patrulla Fronteriza permite que un migrante que lleva días caminando, sin comida y sin agua, pueda sobrevivir debido a que los guías suelen abandonarlos para no retrasar al resto del grupo.
Monedas
De México, El Salvador, Nicaragua e incluso Estados Unidos. Un recordatorio del amplio espectro de nacionalidades de personas que llegan a Estados Unidos con la esperanza de un nuevo comienzo. Normalmente los billetes, como han contado migrantes en otros momentos, son robados por miembros del crimen organizado e incluso oficiales mexicanos, durante su travesía.
Ropa
Las personas deben adaptarse a las condiciones del clima en el desierto, si hace calor, solamente se ponen una capa de ropa. Pero cuando hace calor, suelen deshacerse de algunas prendas para evitar llevarlas por el desierto. Además, si se mojan durante la temporada de frío, pesan más y de mantenerse puestas pueden causar una enfermedad.
Pañales y dibujos de niños
Varios menores de edad llegan diariamente a la frontera, casi siempre acompañados por sus padres o algún familiar.
Notas con direcciones y números telefónicos
Muchos de los migrantes, en su mayoría centroamericanos, tienen algún familiar, amigo o conocido en Estados Unidos con quienes pueda llegar a quedarse.
Restos de comida y empaques
Muchos víveres provistos por organizaciones, otros por quienes los trafican. Se trata de elementos básicos para quienes se adentran en la frontera. Cientos de cruces en la frontera son un recordatorio para aquellos que cruzan el desierto.
Boletos de autobús
Uno de los transportes más utilizados por las personas en movilidad para dirigirse al norte. También una situación que han aprovechado los cárteles, quienes suelen secuestrarlos sobre las carreteras, y liberarlos días después tras el pago de un rescate.
Fotografías, identificaciones, tarjetas bancarias y carteras.
Algunos objetos personales de migrantes aparecen de forma recurrente en el suelo cercano a la frontera. Muchos con nombres y apellidos, además de fotografías que permiten vincular a las personas con la propiedad de las tarjetas.
FR