La participación de estudiantes de educación básica, media superior y superior en retos para redes sociales como “el que se duerma al último, gana” que consiste en grabarse consumiendo clonazepam para tratar de luchar contra los efectos tranquilizantes o el desaparecerse por 48 horas y no dar ninguna señal a padres de familia y la escuela, muestra problemas de autoestima y una falta de redes de apoyo en casa.
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Dulce María Pérez Torres, investigadora en Piscología de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (Upaep), destacó que los llamados retos para las redes sociales demuestran que los seres humanos sienten poca valía de sí mismos e intentan buscar el reconocimiento de los demás.
“Es como una parte de la poca valía que tenemos los seres humanos para poder entrar a grupos particulares y el desconocimiento total de lo que implica el ingerir un medicamento que, al final, en la vida, te va a hacer dependiente. Te puede alterar el sistema nervioso e, incluso, te puede llevar a la muerte”, comentó.
En entrevista para MILENIO Puebla, la investigadora de la universidad poblana destacó que, con un nivel de autoestima bajo y con la falta de apoyo en casa, los estudiantes pueden convertirse en “presas fáciles” de los retos que ponen en riesgo su salud.
“Hay jóvenes, hay chicos que, desde el nivel de socialización primario no han tenido esta cuestión de valor y no han podido asentar este valor primario de decir: ‘No juego a ello, aunque sé que tendré consecuencias, pero tengo un grupo de apoyo, una red en casa que me va a apoyar’. Muchos chicos entran a este grupo porque no tienen nada de esto. ¿Qué pasa? Son presa fácil de cualquier circunstancia en donde los ponen en peligro”, destacó.
Al mismo tiempo, los estudiantes que entran a retos virales presentan complicaciones para valorar su vida y consideran que pueden arriesgarse, ya que, no hay una dimensión de las consecuencias, añadió la investigadora.
“Los jóvenes en sí mismos son temerarios, se arriesgan, entran en este estado como de idea y vuelta, de estar tocando la muerte y salirse de ella. Si desde su propia personalidad, su propia estructura vital de persona y como no tener temor a la riqueza que es la vida, a la parte tan valiosa que es vivir, yo creo que el joven no lo tiene claro, por eso, entra a este tipo de retos en donde pareciera que su vida no vale nada y eso le va a orillar a situaciones bastante críticas”, apuntó.
Pérez Torres comentó que, después de que se participa en uno de los retos virales, las consecuencias para el estudiante que participa, son múltiples y se requerirá de un trabajo con especialistas y apoyo en casa para enfrentar la nueva realidad.
“Cuando un chico se intoxica, no es que ya llegó al hospital, lo sacaron y volvemos a la casa, sino todo lo que implica a nivel interno de lo que pasa con su cuerpo. Creo que nos hace falta, a toda la sociedad, hablar de la importancia que tiene nuestro cuerpo, los órganos que tenemos internos y, al mismo tiempo, qué puede suceder. Como crear esta conciencia y esta cultura del cuerpo, su valía y, al mismo tiempo, lo que me puede suceder si me deslizo a una cuestión que pareciera tan inocente que pareciera un reto”, finalizó la investigadora.
CHM