Entre el camino de árboles frutales, milpa, platanales y neblina se esconde el pueblo de Yahualica, un municipio en el que la gente vive Xantolo, la magia de convivencia entre vivos y muertos, entre paisajes naturales que las palabras serían insuficientes para describir la belleza de la sierra huasteca.
Ahí, en ese pueblo, las casas ya tienen su altar, las costumbres arraigadas y el corazón de sus habitantes abierto en espera de sus seres queridos.
"Espero cada año esta celebración y me entusiasma hacerles ofrenda a mis difuntos. Antes, cuando era pequeña, nos compraban un vestidito nuevo y también listones de colores para nuestras trenzas. Ya no se usa mucho la tradición porque no alcanza, pero siempre se les ofrenda a nuestros seres queridos", dice Valeriana Rodríguez Arenas, quien el año pasado hizo muestra de Xantolo en su municipio y por el cual recibió un reconocimiento del Museo Nacional de Antropología.
La plaza central de Yahualica, está vestida de mantelitos de papel picado de diferentes colores que enmarcan la entrada de la plaza principal, en la que se colocó una pirámide de madera de tres pisos, rodeada de montones de tierra, con orillas de pétalos de flor de cempasúchil a semejanza de una tumba. Todo enfrente de la Presidencia Municipal.
Las palmillas fueron parte de este escenario, que estuvo resguardado por elementos de seguridad municipal, quienes dieron rondines por la plaza para salvaguardar la seguridad de los más de 500 asistentes a este evento, todos ellos, habitantes del municipio.
Mientras que Atlapexco, con son huapanguero, las cuadrillas de comunidades como Huitzatlaco, Atencuapa, Atotomoc, Machapa, Itzocal, lograron cautivar a los asistentes que llegaron de diferentes lugares de la República Mexicana, como Estado de México, San Luis Potosí y Ciudad de México.
Cada cuadrilla entre 35 y 40 participantes cada una, representaron la danza de los matlachines con jóvenes y niños participantes. Todos hombres.
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Al cuestionar a algunos de sus participantes, algunos de ellos no saben el significado de por qué vestirse de mujer, sólo uno de ellos señaló "que es un baile que se parodian a una serie de personajes locales y los difuntos y es la danza que predomina en las comunidades", expresó.
La gente sabe que Xantolo es único, "es nuestra cultura y que es parte de nuestras raíces. Nuestros muertos llegan y nosotros seguiremos preparados para recibirlos como se merecen", asegura Guadalupe de la Cruz.
La mayoría de los participantes hablan náhuatl, se comunican entre ellos pasando de su dialecto al español de forma instantánea.
"Salí muy temprano de allá y ya veremos cómo nos regresamos, espero que envíen transporte", expresó Efrén Hernández, uno de los integrantes de la cuadrilla participante en este Xantolo 2018.
"Vengo se Tecolotitla, como a tres horas de aquí. Queremos darle la bienvenida con nuestro baile. Es un llamado a que disfruten de lo que les ofrendamos", dice sonriente.
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Las cuadrillas pasan de una en una, zapatean al ritmo de las cuerdas, se inclinan hacia adelante y entrelazan sus manos sobre su espalda.
Para aquellos visitantes que vieron por primera vez la danza "es algo grotesco ver a hombres con vestidos de mujeres y máscaras. Es muy extraño pero majestuoso a su vez. La cultura y las transiciones tienen su por qué", aseguró Anabel Gutiérrez de la Ciudad de México.
La repartición de tamales de pollo y chocolate caliente, así como las tradicionales enchiladas y pan horneado en leña son otros elementos más de esta fiesta, de Xantolo que cubre la huasteca por tres días cada año, y por el cual muchas familias esperan ansiosos la llegada del próximo año.