Regulación de vapeadores, entre el mercado negro y la recaudación

Gravar la venta de vapeadores y cigarros electrónicos podría representar ingresos a las arcas públicas de cerca de 7 mil millones de pesos.

Con una imposición fiscal se podrían financiar programas sociales o fortalecer el sistema de salud. (Leslie Cruz)
Gerardo Contreras
México /

La producción, distribución, comercialización y venta de vapeadores y cigarros electrónicos está prohibida en México desde enero de este año debido a una reforma a los artículos 4° y 5° de la Constitución, no obstante, previamente existían prohibiciones para su importación y comercialización derivado de decretos presidenciales emitidos en 2020 y 2022. 

 Estas reformas y decretos fueron justificados con el argumento de la protección de la salud de los consumidores y para evitar que menores de edad accedan a este tipo de productos.


Pese a este impedimento, en las calles de las ciudades del país todavía se puede ver a personas que vapean sin ningún problema, pues conseguir los insumos necesarios es sencillo ya sea en puestos establecidos o en páginas de internet, lo que ha impedido la reducción de su uso. Este fácil acceso a vapeadores y cigarros electrónicos también lo confirmó la evidencia recopilada en la investigación “El mercado de productos alternativos de suministro de nicotina en México” del Colegio de México (Colmex) realizada por los académicos Jaime Sempere e Iñaki Zardain.

A pesar de su prohibición desde hace 5 años, cerca de mil 7 millones de personas utilizaban frecuentemente los cigarrillos electrónicos y un 45 porciento de los adolescentes los conocían, de acuerdo con información de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios ​(COFEPRIS). Todo este mercado representa cerca de 26 mil millones de pesos al año, según los cálculos hechos por los investigadores del Colmex.

De acuerdo con datos de ENSANUT 2022, el uso de estos productos aumentó del 0.6 por ciento en 2015 a 2.1 por ciento en 2022 entre la población adulta de México. Una demanda en constante crecimiento sumada a la prohibición actual ha sido la fórmula para que los usuarios mexicanos consigan sus vapeadores o cigarros electrónicos en la ilegalidad, pues se ha convertido en la única forma de acceder a estos aparatos.

“Una no regulación como la que existe ahora lo que está haciendo es que a este mercado los productos lleguen por canales no regulares, por lo tanto, es difícil saber qué calidad tienen, saber qué cantidades de nicotina tienen. Si hubiera una regulación, podría ser posible tener una recaudación gravándoles con un IEPS que podría ser una recaudación relativamente importante”, puntualizó en entrevista para MILENIO, el economista Jaime Sempere.



Regulación, un campo de oportunidad

La investigación de Sempere y Zardian tiene como eje fundamental la recomendación de regular el mercado de los vapeadores y cigarros electrónicos en México. Al aplicar una imposición fiscal similar a la que se ha realizado en España, se ha estimado una recaudación potencial que oscila entre cuatro mil 483 y los seis mil 941 millones de pesos.

“Con esta propuesta de recaudación se podrían financiar programas sociales. En uno de los escenarios que nosotros simulamos, podríamos obtener una recaudación de alrededor de siete mil millones de pesos. Esto es alrededor de un 30 por ciento del presupuesto para 2024 del programa Sembrando Vida”, puntualizó Sempere.

La investigación, además de hacer una estimación de la recaudación, también plantea un decálogo de recomendaciones para llevar a buen puerto una posible regulación.

Decálogo de recomendaciones


  1. Prohibir la venta a menores, con candados en tiendas físicas y digitales y la eliminación de máquinas expendedoras.
  2. Implementar estándares de calidad y etiquetado claro, como ocurre con el cigarro.
  3. Control de puntos de venta, con autorización de COFEPRIS.
  4. Prohibir dispositivos desechables, por su impacto ambiental y riesgo para jóvenes.
  5. Reforma del IEPS, para gravar estos productos de manera diferenciada según su contenido de nicotina.
  6. Restricción de publicidad, asegurando información clara para adultos.
  7. Regulación de ingredientes en los líquidos, prohibiendo sustancias dañinas.
  8. Trazabilidad y códigos sanitarios, similares a los del cigarro, para controlar la distribución y evitar productos adulterados.
  9. Acceso a información confiable, permitiendo a los consumidores adultos conocer el uso adecuado de estos productos.
  10. Regulación de sabores, limitando aquellos que puedan incentivar el consumo en jóvenes.

Una regulación al mercado de vapeadores permitiría controles de calidad de los productos. (Leslie Cruz)



Prohibición y su impacto en lo local


Durante la pandemia de covid-19, el mercado de los cigarros electrónicos en México se incrementó debido a que se convirtió en una alternativa de ingresos para las personas y por considerarlos menos dañinos que el cigarro.

Una vez que se concretó la prohibición en 2020, emprendedores y empresas reguladas no pudieron seguir comercializando sus inventarios de este tipo de productos, pues no encontraron una vía legal para darle salida a una inversión que ya habían realizado.

“Las consecuencias de la prohibición han sido funestas porque fortalece el mercado negro del país, quienes encuentran en la comercialización de este tipo de productos sus cajas chicas para financiar sus actividades. Asimismo, hay una pérdida de captación fiscal, de recursos fiscales, muy importante en momentos como ahora que tenemos una guerra comercial con Estados Unidos”, comentó Cuauhtémoc Rivera, director de la ANPEC.

Además del campo de oportunidad en términos fiscales, Rivera subrayó el problema de salud pública que implica el uso de dispositivos de los que no se tiene certeza de su procedencia ni las cantidades de nicotina y otras sustancias con las que son elaborados, lo que incrementa el riesgo de contraer enfermedades.

La Secretaría de Salud dio a conocer que más de 116 mil millones de pesos son utilizados cada año para tratar enfermedades relacionadas con fumar, lo que incluye enfermedades cardiacas, accidente cerebrovascular, diferentes tipos de cáncer, neumonía y enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).

“La prohibición comercial no es una opción para mejorar los hábitos de consumo de una población. Nosotros, desde la ANPEC, estaremos pugnando por reglamentar el mercado antes que por generar prohibiciones, que viene a fortalecer el mercado negro que ahorita se trata de combatir. Nosotros decimos, no a las prohibiciones comerciales, está prohibido prohibir”, comentó Rivera.
La prohibición de los vapeadores ha fortalecido el mercado negro. (Leslie Cruz)


Vapear en otras latitudes


El tema de los cigarrillos electrónicos se ha discutido en todo el mundo, pero en general se han generado dos vertientes predominantes. La primera se decanta por la regulación de estos aparatos y la segunda apuesta por la no regulación o prohibición.

“En la regulación, el perfecto ejemplo es Inglaterra, en donde se están regulando temas de calidad y de miligramos de nicotina que concentran, también de líquido que se puede almacenar en el dispositivo. Algo curioso es que es un país donde incluso se ve al cigarro electrónico como menos dañino que el cigarro, entonces, se utiliza para promoverlo en campañas de salud y así los consumidores de tabaco dejen de consumirlo”, comentó el analista de datos Iñaki Zardain.

Casos similares a los de Inglaterra son los de Nueva Zelanda, la Unión Europea y Estados Unidos en los que han implementado esquemas de regulaciones con controles de calidad, impuestos y restricciones de publicidad.

En el grupo de la prohibición, dos casos icónicos son los de Australia y ahora México, en ambos Zardain puntualizó la posibilidad de que surja un mercado negro que acerca a los consumidores productos que no cuentan con un marco regulatorio que permita revisar la calidad y que va en detrimento de la salud de los consumidores, pues no se sabe lo que tienen estos dispositivos ni como se producen.

“Actualmente hay productos que no están regulados y nosotros quisimos ver cuál es el costo oportunidad que se tiene actualmente al no tener una regulación sobre dichos productos. Una no regulación aumenta justo el mercado negro que está asociado normalmente con productos que no cuentan con un marco regulatorio bueno y todo esto va en detrimento los consumidores y el sistema de salud mismo”, finalizó Zardain.

GPE

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