Museo. Relojes de péndulo, joyas del tiempo pasado

El ingeniero Ignacio Ruiz ha dedicado más de 30 años para explorar el alma de estos objetos antiguos.

Relojero Ignacio Ruiz | Andrés Lobato
Puebla /

Hasta hace unos siglos los relojes de péndulo fueron considerados símbolos de elevada riqueza cultural, clase alta y nivel socioeconómico. Se trata de un invento que todavía tiene su encanto especial en nuestros días y quizá encontramos una que otra pieza.

En la ciudad de Puebla existe un espacio donde aún se les da vida, gracias al talento e ingenio del maestro Ignacio Ruiz.

En su taller ubicado en la Privada Miguel Hidalgo número 6-A, en la junta auxiliar de San Pablo Xochimehuacán, conviven todo tipo de relojes, desde los famosos “cucú” hasta los imponentes péndulos.

En entrevista para GRUPO MULTIMEDIOS, Ignacio Ruiz comentó que estos objetos son delicados por la antigüedad y factores que los pueden hacer vulnerables, es decir, el cambio de temperatura, la humedad o el polvo. Para ello es necesario ajustarlos, darles mantenimiento y no dejarlos morir.

“Si puede tener remedio, menos estamos hablando de un porcentaje 70-30. Puede que haya vida con él y si no, vamos a tratar que reviva”

El ingeniero ha dedicado más de 30 años para explorar el alma de estos objetos antiguos, destreza que se ve reflejada en sus dedos, que con delicadeza manipulan el tren de engranaje, el áncora, las manecillas y las cuerdas. Su oficio es apasionante, poco común y en peligro de extinción, ya que en Puebla solo don Ignacio realiza esta labor.

“Llevo en este oficio cerca de 50 años, empecé joven y mi papá fue mi maestro, afortunadamente me enseñó muchos trucos, muchos secretos de cómo volverlos a echar a andar”, comenta para este medio.

El primer reloj de péndulo fue desarrollado en el año 1656. Estas reliquias eran raras de encontrar en los hogares de antaño. Hoy están en desuso y los que existen son testigos mudos de la belleza del tiempo pasado.

“A mí me preguntan en cuanto a precios, a veces les digo no tienen precio porque a veces es estimativo, porque en ocasiones lo dejó el antecesor, el abuelo y ese valor no tiene precio”, señala don Ignacio.

A mayor vejez se encarece el costo, es decir, una pieza puede ser considerada como antigüedad después de 100 años de vida y su valor se llega a triplicar, pero ello dependerá de sus condiciones, tiempo, país de origen y modelo, podrían estar valuados en más de 20 mil pesos. Son accesorios precisos de peso oscilante que dan horas exactas.

En el Museo de la Bicicleta Antigua y el Objeto existe cerca de 70 relojes exhibidos y todos son funcionales.

Enrollar las cuerdas es un arte complejo, artilugio pesado capaz de guarda energía potencial para que duren años o tal vez unas horas.

En el argot, cuando el reloj detiene su marcha es considerado cadáver, pero en unos días tiene la posibilidad de resucitar, brillar y volver a marcar el tiempo.

Los relojes de péndulo tienen un estilo clásico y elegante, quienes poseen una de estas reliquias es afortunado, pero debe saber que la inversión en su rehabilitación es indispensable para volver a escuchar su cautivante y desquiciante “tic tac”.

Con información de Israel George.

AFM

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