Luego de revisar algunas fotografías en la casa de sus padres, en donde aparece una camioneta Ford 1952, de plataforma, creció en Patricio Guadarrama, o como todos lo conocen “Don Pato”, una afición que hasta ahora lo acompaña: los automóviles, sobre todo las camionetas antiguas.
Viendo esas fotografías en familia, recuerda, que inmediatamente le preguntó a su padre qué había sido de esa camioneta, a lo que su padre le respondió: “fue la primera que me pude comprar”.
Teniendo ese momento guardado en su memoria, Don Pato se prometió a sí mismo que, al igual que su padre, cuando tuviera la posibilidad se compraría una camioneta como esa. Así, varios años después esa Ford 1952 sigue siendo una de sus más preciadas adquisiciones, que desde 1991 conserva en su casa, junto a grandes experiencias que le ha dado esta afición, o como el dice “este vicio o enfermedad”.
“De ahí empezó el gusto por tener autos antiguos, más camionetas, en algún momento logramos tener una buena cantidad. Esa fue la primera y la última no sé cuánto tiempo nos permita Dios para poder comprar una más”.
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Patricio Guadarrama, originario de Acambay y radicando desde hace varios años en la comunidad de Pathé de este municipio, se autodefine como un apasionado por los coches, pues a sus 62 años no solo ha tenido parte de una colección y corrido “cuartos de milla”, también ha logrado, junto a su familia, un pequeño negocio “El Garage de Don Pato”, en donde vende algunas piezas de automóviles y camionetas antiguas, un espacio que parece sacado de revistas o parte de un museo.
“La afición por los carros la tengo desde muy joven, ya que en el campo, que es donde vivimos, las camionetas de trabajo siempre fueron las Ford, las que daban más batalla, posteriormente empezó a entrar Chevrolet y más tarde el Dodge, que daba mucha lata en sus inicios y la gente no la prefería mucho”.
Sentado en su escritorio, que en su momento fue una pieza de algún automóvil o camioneta y que ahora Don Pato ha rescatado dándole este nuevo uso, recuerda que su gusto por los carros ha sido prácticamente desde la infancia, inspirado en parte por su propio ambiente, pues en el campo, las camionetas eran algo presente en muchas actividades.
“Desde entonces nació el gusto por los carros y fue pasando el tiempo y las camionetas Ford, hasta 1979 y anteriores se fueron convirtiendo en unas camionetas muy cotizadas, muy codiciadas, no tienen el grado de clásicas, son camionetas antiguas; sin embargo, la gente le quiere dar esa categoría de clásicas”.
El origen de “El Garage de Don Pato”
Si bien “El Garage de Don Pato” es un pequeño negocio familiar muy reciente, recuerda que todo comenzó por su afición y una serie de eventos que lo fueron orillando a darle más peso a su pasión y a apostarle todo.
“Este negocio no tiene realmente así como que mucho tiempo, yo en un principio empecé a comprar mis carros, mis camionetitas y las empecé a arreglar, obviamente cuando salía a algún lado, veía alguna pieza por ahí y la compraba, eso era lo que yo hacía, fui acumulando de cierta manera una buena cantidad de piezas, yo manejo más los accesorios, de mecánica yo casi no trabajo, porque aparte no le sé”.
Este garage, que parece más una parte de un museo, explicó, es el resultado de muchas decisiones personales, una de ellas ligadas a la vida política de su municipio, pues en su paso por esta faceta, buscando una candidatura “me la quise jugar al tú por tú, con mi capital, con mi patrimonio”; sin embargo las cosas no resultaron como pensaba, por lo que Don Pato, con mucho dolor, tuvo que deshacerse de una parte de su patrimonio, vendiendo sus automóviles, parte de una colección familiar.
“Al exhibir los carros llegaba la gente y me preguntaba ‘tendrá tal pieza’ y empecé a sacar mis piececitas y las empecé a vender y resulta que en ese momento se convierte en un negocio familiar”.
Así, este espacio se ha convertido también en un patrimonio familiar, ya que colaboran sus hijas, hijos y su esposa.
“Se convierte en algo que ahora es muy solicitado, que es la compra y venta de piezas y partes antiguas, esto nos entretiene, nos gusta y de alguna manera nos deja un ingreso, que nos permite solventar los gastos de la familia”.
El negocio tiene alrededor de una década y ha podido crecer, poquito a poquito, en este periodo, pues por fortuna el gusto y la afición por los automóviles, y particularmente por las camionetas antiguas, ha aumentado muchísimo.
“Antes considerábamos que arreglar un carro ‘viejo’ o un carro ‘antiguo’ era un gasto y que no iba a tener una rentabilidad o una plusvalía, ahora se convirtió en un negocio y en una buena inversión. Hay muchos carros antiguos que hasta los rentan para eventos especiales y la gente paga por evento”.
“Nos apasiona muchísimo el arreglar carros, rescatarlos y atender a la gente que viene y nos solicita una opinión, a veces hasta un consejo de qué le pueden hacer a su carro cuando no encuentran la pieza original”.
Restauración
Señaló que cuando se piensa en iniciar un proyecto de restauración de un vehículo existen dos alternativas; por un lado, la opción original, es decir que se empleen las piezas originales, que correspondan al modelo, año y tipo de vehículo, ésta es la ideal; pero es mucho más costosa y requerirá de un mayor tiempo, pues para empezar se debe ubicar la pieza, adquirirla, para posteriormente integrarla.
La segunda opción es la personalizada, que en algunos casos puede ser más económica, pues se permitan distintas modificaciones e incluso que exista un automóvil donante, es decir, que se utilice su maquinaria y piezas para poder echar a andar el modelo antiguo.
“Yo siempre les digo que los arreglen como a ellos les guste, yo solo doy mi punto de vista, mi opinión y la gente se va muy satisfecha aunque no tenga lo que buscan, ya se van con una idea más amplia de qué le pueden hacer a su vehículo”.
La afición “troquera”
Las camionetas, añadió, en los últimos años han tenido un auge muy importante, incluso más que los propios coches, pues la afición “troquera” ha ido ganando terreno, sobre todo de las Ford, de 1979 y modelos anteriores, de las Chevrolet del 1991 y anteriores, aunque ya se está extendiendo un poco más, pues incluso ya se buscan modelos del año 2000.
“Como ya se acabaron las viejitas, van por las que siguen, de hecho cuando estaba la efervescencia sobre los Mustangs, se acabaron y empezaron con los Maverick, que era el primo incómodo y ahora ya no hay Maverick y están arreglando el Falcon y muy caros y muy cotizados”.
Sus tesoreros
Entre las piezas más antiguas que hay en este garage destaca la parte de una Ford de 1930, un proyecto que aún espera al indicado, también aguarda una camioneta de los años 60, que roba las miradas de todo aquel que llega a este espacio.
“Aquí en Acambay también ha crecido mucho la afición por los carros, hay personas que el carro más antiguo es un Dodge Brothers 1923, hay Mustangs, camionetas, hay una infinidad de carros, yo calculo que sumamos más de 100 entre todas las personas de Acambay que tienen ya esta afición”.
Con este negocio familiar, las piezas y demás artículos que vende han llegado a Monterrey, Chihuahua, además de distintas partes de Estados Unidos.
Entre los principales compradores se encuentran las personas mayores, que tienen una especie de añoranza por tener algún vehículo, ya sea en el que se enseñaron a manejar o que tuvo su padre, abuelo o familia, que eran los vehículos de trabajo o para el uso en casa; sin embargo, en los últimos meses esta fiebre también le ha pegado a los jóvenes.
El Garage de Don Pato se encuentra en el municipio de Acambay, en la carretera de Acambay-Jilotepec, en la comunidad de Pathé, a 200 metros de la carretera Panamericana.
MAM