Ante el regreso a clases presenciales, el proceso de aprendizaje registra una merma por las cada vez más reducidas capacidades de atención de las juventudes, ante lo cual, los docentes enfrentan el reto de modificar sus estrategias de enseñanza.
Inés Dussel, integrante del departamento de Investigaciones Educativas del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional (IPN), aseguró que en medio de la pandemia de covid-19, las escuelas se reafirman como espacios irremplazables para el saber y el modelo del aula se confirmó como lugar de encuentro con lo común.
“La escuela es un espacio de entre cuerpos y artefactos. La pandemia visibilizó la copresencia como una parte importante de la escolarización”, resaltó la historiadora en procesos educativos.
Durante su participación en el XIX Foro del Campo Estratégico de Acción en Modelos y Políticas Educativas (CEAMOPE), organizado por la Universidad Iberoamericana Puebla, la investigadora destacó que los planteles educativos son espacios probados como los escenarios más adecuados para el proceso de aprendizaje, tanto a través de la cátedra como del encuentro interpersonal.
“La presencia del docente es implicarse, saber someterse al juicio de los demás. Estamos aquí, y nuestra palabra debe tener un valor (…). La pandemia dejó bastante claro que las pedagogías tienen una dimensión tecnológica y viceversa. En un encuentro por Zoom, se nos permite aprender unas cosas y dificulta aprender otras”, resaltó la historiadora en Educación.
Como parte de un ejercicio aplicado a diferentes escuelas, los estudiantes de nivel básico dibujaron su experiencia en la pandemia y los resultaron mostraron signos de soledad y momentos de desesperación, explicó la especialista en procesos educativos.
“Las ilustraciones se caracterizan por reflejar soledad, desesperación y una reapropiación de los espacios individuales. La escuela es aprender a mirar al mundo. Esto aquí no se ve”, explicó.
El encierro que se vivió en estados como Puebla y, en general, en todo el país, ante el abandono escolar a partir de marzo de 2020 y hasta hace unos meses, generó debates sobre la posibilidad de estar presentes a la distancia.
Al mismo tiempo, en la pandemia se confirmó que las escuelas son lugares en donde se suspenden las dimensiones espacio-tiempo en favor de las propias dinámicas de clase o de convivencia extraacadémica.
Ante el regreso a la presencialidad, la investigadora destacó que las escuelas se enfrentan al reto de evitar ser espacios que maten la creatividad y lo que tendrían que hacer es seguir la corriente de ser las fuentes de entretenimiento.
“Las escuelas se enfrentan a una nueva ontología de la presencia: la virtualidad obliga a las personas a existir en el plano físico y en el virtual de manera simultánea. El fenómeno ya comenzaba a causar estragos en la atención antes de la covid-19, cuando el profesorado fue lentamente desplazado por el teléfono inteligente y sus posibilidades infinitas”, resaltó la investigadora.
CHM