Rinden homenaje al cuerpo de enfermería militar

Los homenajeados coincidieron en que optar por ayudar a los demás y servir al país, fue la decisión más importante de sus vidas.

La teniente coronel enfermera Evelia Pérez Hernández no dudó en afirmar que el día más bonito de su vida fue cuando concluyó su carrera.
César Cubero
Monterrey /

Conocimiento, humanismo y disciplina, así dice el himno de la Escuela Militar de Enfermería y son cualidades que caracterizan a las enfermeras y enfermeros homenajeados en el Hospital Regional Militar de Especialidad, con un desayuno alusivo a su día.

Encabezados por el general de División Diplomado de Estado Mayor, Jens Pedro Lohmann Iturburu, el Ejército Mexicano reconoció la labor de todas estas personas cuyo compromiso con el cuidado de la salud sale del corazón, según expresó el comandante de la Cuarta Región Militar.

“Aquí lo que está por delante es el corazón, las ganas de hacer las cosas bien y de ofrecer algo al prójimo”, subrayó.

Por su parte enfermeras y enfermeros que fueron parte de este festejo coincidieron que optar por la enfermería, ayudar a los demás y servir al país, fue la decisión más importante de sus vidas.

Por ello, la teniente coronel enfermera Evelia Pérez Hernández no dudó en afirmar que el día más bonito de su vida fue cuando concluyó su carrera y tuvo su ceremonia del Paso de la Luz.

“El conocimiento es la luz y quien tiene el conocimiento no duda, no titubea y actúa”, precisó Pérez Hernández.

Por su parte la teniente enfermera Adriana Zamudio Ramírez, quien habló por todos sus compañeros en el desayuno conmemorativo, destacó que aprendió, como todos los ahí reunidos, a sonreír a pesar de que su corazón sintiera dolor, con el fin de poder brindar un servicio digno y de calidad a los pacientes.

“Y para tener paciencia y comprensión al enfermo”, agregó.

Con 22 años de servicio militar, y 14 de ellos ejerciendo la enfermería, Genaro Colunga Tovar se mostró orgulloso de poner su vida al servicio de los demás.

Y, dijo, entre sus mejores experiencias en esta labor fue cuando una persona que atendió en la Ciudad de México hace unos años, lo volvió a ver en fechas recientes ya en Monterrey, lo reconoció y le agradeció todos los cuidados que le brindó durante su convalecencia.

“Con mucho orgullo podemos decir que el darse a los demás es una de las mejores experiencias que el ser humano puede vivir”, puntualizó Colunga Tovar.

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