La frontera de Tamaulipas con Estados Unidos comparte los graves problemas de contaminación que arrastra el río Bravo, donde las descargas de aguas negras es el principal reto, sin que se llegue a soluciones concretas, básicamente por falta de recursos para inversión en infraestructura, señalan activistas.
La Asociación de Abogados Ambientalistas expuso que es necesario abatir el rezago en este tema e incentivar la participación ciudadana, porque es una problemática binacional que no puede esperar más tiempo.
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“Nuestras fronteras comparten y arrastran la severa contaminación del Bravo, cuyas descargas no han sido resueltas porque los gobiernos no han destinado la inversión que demanda la infraestructura necesaria, convirtiendo esto en el principal reto para las autoridades”, apuntó Ricardo Cruz Haro, presidente del organismo.
Destacó que la Comisión Internacional de Límites y Aguas, poco aporta para solucionar el problema y las Comapas de los municipios fronterizos se han preocupado más por tener una captación histórica del cobro de sus servicios que por mejorar la calidad del agua del rio Bravo a través de la operación de plantas tratadoras de aguas negras.
Mencionó que ha sostenido reuniones para conocer las necesidades técnicas que permitan reducir los niveles de detritus (resultado de la descomposición de una masa sólida en partículas) que contaminan el río.
Se estima que Nuevo Laredo arroja al Bravo alrededor de 500 litros por segundo de aguas residuales sin tratamiento alguno, según un cálculo de la Comisión Internacional de Límites y Aguas.
También ha referido que son un total de once descargas y se deben a que los colectores no han recibido mantenimiento en por lo menos tres décadas, de tal manera que cuando llueve colapsan y el agua residual llega a los arroyos y estos a su vez conducen el agua al río.
SJHN