Los habitantes de la colonia La Playa en Juanacatlán, quienes se ubican a un costado del río Santiago, el segundo afluente más largo y contaminado de México, comparten que año con año los fuertes olores a amoniaco aumentan y el agua se ve más turbia.
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“Yo creo que desde que empezó Alfaro con lo de las multas y todo eso se ve que hay más espuma y el olor es más fuerte, nosotros que tenemos mucho tiempo aquí viviendo nos hemos percatado. De lo mismo que estamos acostumbrados al olor hemos notado que es más fuerte incluso durante las madrugadas el olor es muy punzante en la nariz”, comentó Jesús Octavio, habitante de Juanacatlán.
Por más de 20 años la comunidad ha luchado para que las industrias dejen de contaminar y arrojar sus descargas sin ser tratadas al río. Sin embargo, las autoridades federales, estatales y municipales, no han sido capaces de garantizar la salud de los habitantes y de cuidar el medioambiente.
Pareciera que las industrias son intocables por las autoridades y que las leyes no existen para los empresarios, comentan los habitantes.
“La gente siempre se ha quejado. Yo incluso recuerdo que cuando era niño hicimos una junta de firmas para que se intentara arreglar esto y se les pusiera los ojos encima y la verdad es que no. Tengo 29 años que siempre vienen nos dicen que le van a poner atención que lo van a reparar”, agregó Jesús Octavio.
“Las empresas siguen trabajando a gusto, ellas tienen sus plantas de tratamiento pero no las utilizan. Llegan los inspectores, las prenden pero cuando se van las apagan”, dijo Gerónimo Muñiz Gutiérrez, habitante de Juanacatlán.
Para los niños del municipio, la situación es preocupante ya que por las noches los fuertes olores no los deja dormir y porque sus ojos se han vuelto testigos de las muertes que la contaminación ha arrebatado entre las colonias.
“Me hace sentir muy mal porque en sí esto es lo que representa a nuestro pueblo chico pero también tiene fallos aquí. Si no lo arreglan muy pronto alguna de nuestra gente podría enfermarse más seguido”, comentó Brandon Jerónimo.
Otros se ven orillados a cambiar de vida.
“Incluso mi familia ya se dio un caso, mi hermana menor le sacaron un tumor del cuello y ella se tuvo que ir a vivir a Guadalajara por lo mismo. Está feo que nos tengamos que mudar y migrar del lugar de origen esta cuestión que nos está tomando en cuenta”, opinó Jesús Octavio.
Vamos a sanear el río Santiago, es una frase política que se ha politizado a lo largo de los años y que no tiene peso para los habitantes y la promesa del actual gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, no es la excepción.
Además compartieron que la inversión de los más de dos mil millones de pesos en la primera etapa de la recuperación del río Santiago no se ven reflejados en la vida cotidiana de los lugareños.
JMH