A pesar de que el Consejo Internacional de Museos (ICOM, por sus siglas en inglés) ha dictado a la comunidad de museos el estándar de los protocolos para la protección de sus colecciones, en Puebla ninguno de estos recintos los cumple, señaló Mariella Arrazola Bonilla, especialista en el funcionamiento de Museos con maestría en Estética y Arte, y doctorado en Creación y Teorías de la Cultura. “Lo que debe existir, a lo que existe en la entidad, es un abismo”, dijo la experta.
En entrevista con MILENIO Puebla, Arrazola Bonilla explicó que el ICOM fijó herramientas sencillas de aplicar en cuanto a la organización del personal de seguridad, los sistemas de detección de intrusos, las cámaras de vigilancia, la comunicación interna, la elaboración de informes, contacto con las autoridades locales, colocación de alarmas en puertas, entre otros aspectos para garantizar el cuidado y protección de los museos.
En ese sentido, lamentó que en los países en desarrollo no se cumpla con ese estándar:
“La seguridad que tienen los museos de Nueva York o Europa no la tenemos en México (...) Todas esas medidas que existen en los países desarrollados, en México no las hay”; empero, aceptó que se tratan de hacerlas e implementarlas, “pero la seguridad de los museos tiene un costo muy elevado”.
Señaló que si se analizan los puntos de seguridad de los museos “vas a tener custodios que son, generalmente, insuficientes por el número de salas. Deberían tener barreras físicas, como barrotes en los edificios, contar con un circuito cerrado de televisión para monitorear cada una de las salas. Muchos no los tienen o solo en algunas salas”.
Por ello, citó que el recinto más cercano al estándar internacional es el Museo Internacional del Barroco (MIB): “Tienes como 60 guardias por turno; (puedes ver) barreras físicas, circuito cerrado de televisión. Están monitoreando y grabando con videos las salas. Lo que está en exhibición tiene que estar en vitrinas y resguardado”. No obstante, insistió que salvo ese recinto, el resto incumple con los estándares.
Negligencia y presupuesto, entre las causas
La especialista consideró que esta omisión surge por negligencia y falta de recursos: “Tienes presupuestos mermados en el área cultural, como falta de profesionalización de los directores, que no tienen idea de qué protocolos deben de implementar al interior del museo”.
Aseveró que los cargos se dan más por aspectos políticos que por conocimientos: “Son personas que llegan por nombramiento a la dirección de un museo, pero carecen de esa experiencia”.
Como anécdota contó que en el Museo del Títere, ubicado en La Constancia, tenía circuito cerrado y diversos dispositivos, “y resulta que la puerta que daba a la azotea no tenía llave; entonces, cualquiera entraba y salía. ¿De qué te sirve tener una bodega de seguridad si la puerta de la azotea no tenía chapa?”.
Por otra parte, reprochó que ninguna institución en el país ofrezca una formación académica especializada para la atención de museos, como sí ocurre en Estados Unidos o Alemania.
En ese sentido, indicó que se requiere de la participación de especialistas como personal de apoyo de acuerdo con el perfil del museo: “Si es de Ciencias Naturales, de preferencia un biólogo, no un arquitecto. Si tienes un museo de automóviles, necesitas un mecánico que sepa en qué estado están los carros y sepa historia automotriz”.
Robos de piezas en museos
La directora fundadora del Museo Tecnológico de Monterrey en Puebla -cargo que ocupó durante 10 años- recordó que además del robo de tres sables y, al menos, 16 monedas del Museo Fuerte de Guadalupe el año pasado, han ocurrido otros hechos similares.
“Cuando estuve en Museos Puebla sucedió lo de los bocetos que salieron entre comillas del MIB entonces, ¿de qué sirve que el museo tenga toda la seguridad de un recinto de primer mundo, si el personal burocrático abusa de la confianza y saca los grabados? Ya después los regresaron por el periodicazo, pero al final de cuentas se hizo”.
Aseguró que también hubo muchos casos en la Casa de la Cultura, pues “se robaban los cuadros”.
No obstante, comentó que la sustracción de piezas es “una práctica común” ante la omisión de las medidas de seguridad y porque fallan los procesos. Admitió que en otros países también se registran robos, pues existen grandes mafias.
“El robo de arte es un robo especializado. Cuando se da, es un robo con conocimiento; sé qué me estoy robando y ya analicé que no tienen las medidas de seguridad”.
Difundió que en Puebla, piezas de templos consideradas como patrimonio son las más robadas, pues se agudizan las carencias de seguridad y monitoreo: “Muchas veces los que salen al quite son los pobladores y aun así se los roban. El robo de arte sacro aquí es muy grande”.
Afirmó que en México, el arte sacro es buscado por políticos. “Te lo dicen galeristas que venden arte, la gente del PRI tiene un gusto más de arte sacro, virreinal, los del PAN son un poco más modernos, pero no muy osados”.
Por ello, confirmó que en México existe una mafia dedicada al robo de arte que vende su botín a coleccionistas, donde pudieron terminar las piezas que se sustrajeron del Museo Fuerte de Guadalupe.
Caso del Museo de los Fuertes
El 27 de diciembre de 2019, a las 21:55 horas, dos sujetos armados y encapuchados ingresaron al Museo del Fuerte de Guadalupe, localizado en el Centro Cívico 5 de Mayo. En el interior, amagaron al guardia de seguridad y lo amarraron de pies y manos para después tomar las 16 monedas de oro y los tres sables.
Con el botín en sus manos, sustrajeron las grabaciones de las cámaras de seguridad y huyeron con rumbo desconocido.
Cuando se logró liberar, cerca de las 00:25 horas del 28 de diciembre, el guardia dio aviso a sus compañeros del Centro INAH Puebla.
Por lo anterior, acudió personal del Departamento de Resguardo de Bienes Culturales del Centro INAH Puebla acompañado de elementos de la Policía Estatal y Municipal, quienes no localizaron a los delincuentes.
Ante ello, autoridades de la Fiscalía General de la República (FGR) no han logrado localizar las 16 monedas de oro y los tres sables robados. La fiscalía mantiene una carpeta de investigación abierta por el robo de las piezas históricas, las cuales forman parte de la colección de la Batalla del 5 de Mayo de 1862. Sin embargo, el organismo hasta el momento no tiene pistas de su posible ubicación.
Asimismo, se mantiene una coordinación con las distintas corporaciones de seguridad nacionales e internacionales para tratar de recuperarlas y regresarlas al sitio histórico.
De acuerdo con una fuente de la FGR, las personas que se dedican al robo de piezas históricas las comercializan en el mercado negro, donde el mejor postor las adquiere. En su mayoría, abundó, son personas con amplio poder económico que las quieren para tenerlas en sus viviendas en su colección personal.
mpl