El gusto por la literatura infantil y el trabajo en guarderías del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) fueron dos detonantes para que Rosario Ramírez se dedicara a leer cuentos a los niños y familias poblanas. Ella expresó que, a través de esta actividad, se conecta con la infancia y con otras personas, quienes también pueden hacer lo mismo.
Entre sus libros, manifestó la pasión que siente hacia la lectura, asegurando que esta le ha brindado los momentos más importantes de su vida. Por ello, no se imagina una vida sin libros e incluso mencionó que le gustaría vivir en una biblioteca.
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En entrevista con MULTIMEDIOS Puebla, la cuentacuentos, mediadora de lectura y payasita social poblana, destacó que su experiencia laboral en las guarderías del DIF durante seis años despertó su amor por la lectura. Posteriormente, decidió compartir esta actividad con los menores de edad.
Señaló que, al realizar una lectura, las personas pueden identificarse con los personajes de la historia y vivirla.
En ese contexto, relató que en 2012 decidió capacitarse, ingresando a un taller impartido por el Consejo de Puebla de la Lectura, llamado “El mediador de lectura y sus artilugios”, basado en la actividad de la textoteca.
“La lectura, en especial la de los cuentos, es un refugio, un remanso, una esperanza, y es como saber que hay otros mundos posibles. Lo que me gusta cuando varios leemos es que cada uno tiene una interpretación del mismo texto o imagen, y esa interpretación enriquece la de los demás. Cada uno nos aporta algo, y entonces la sociedad se vuelve más democrática y amable”, expresó.
No obstante, reconoció que la dinámica de los padres de familia leyendo cuentos a sus hijos se ha perdido, debido a que en la actualidad existen distractores como la tecnología, la televisión, los celulares y otros dispositivos, que desvían la atención de los niños hacia estas herramientas.
La cuentacuentos refirió que hay pocos adultos “valientes”, como los llamó, que, a pesar de la rutina diaria y el estrés, dedican tiempo para compartir una lectura con sus hijos, retomando así buenas prácticas en la infancia.
“Repiten este patrón si les leyeron de niños; ellos encuentran ese caminito para conectar con sus hijos y reconectar con su infancia”.
Rosario Ramírez indicó que, además de los distractores, muchas personas no encuentran una historia que les permita conectar con los cuentos.
Asimismo, recomendó a los padres leer a los bebés desde que están en el vientre de la madre, para que el gusto por los libros se fomente desde temprana edad. Señaló que es recomendable empezar con poesía, sugiriendo “El libro que canta”, de la autora Yolanda Reyes.
En ese sentido, destacó que su formación le ha permitido contagiar la pasión por los libros a través de diversos métodos. Por eso, en 2013 estudió una técnica japonesa llamada Kamishibai para contar historias que se basan en un teatro de papel, y comentó que en esta técnica encontró la magia de combinar la ilustración con narrativa.
La entrevistada comentó que la primera vez que contó cuentos con este método fue en una vecindad del barrio de El Alto, lo que representó un momento significativo en su vida profesional.
Agregó que actualmente comparte sus conocimientos en el “Centro Cultural La Carmela”, ubicado al sur de la capital poblana, donde las familias disfrutan de la lectura.
Finalmente, mencionó que este tipo de lecturas fortalecen las conexiones entre las personas, amplían el lenguaje y estimulan la imaginación y la creatividad.
AAC