Salud emocional de estudiantes y egresados, reto de las universidades: Ibero

Quetzalcóatl Hernández Cervantes señaló que ninguna actividad productiva debe ponerse por encima del bienestar personal.

Quetzalcóatl Hernández Cervantes. (Jaime Zambrano)
Jaime Zambrano
Puebla /

Las personas no deben separar su dimensión personal de la laboral, puesto que ambas parcelas conforman una misma realidad integral; mientras que, con los nuevos egresados, se enfrentan al reto de mantener su salud emocional en medio de las complicaciones.

Quetzalcóatl Hernández Cervantes, coordinador del Doctorado en Investigación Psicológica de la Universidad Iberoamericana Puebla, explicó que, actualmente, a nivel nacional, la movilidad laboral es limitada y la mayoría de las personas no pueden transitar de un empleo a otro con facilidad, lo que conduce a fenómenos como el síndrome de burnout causado por cargas excesivas de trabajo.

Señaló que ninguna actividad productiva debe ponerse por encima del bienestar personal y resaltó la importancia de superar los conflictos típicos del encierro ante la conciliación del espacio laboral y el personal para la modalidad del teletrabajo.

“El trabajo se metió a nuestras casas. Íbamos a la oficina, un espacio destinado para ello. Todos hemos pasado por la pérdida de privacidad. Es fundamental, respetar los horarios de descanso y esparcimiento”, comentó.

Durante el encuentro virtual de la Ibero Puebla entre las comunidades de egresados de Veracruz y Oaxaca, el especialista destacó que todas las emociones cumplen funciones específicas que deben ser comprendidas con base en la experiencia de vida de cada persona y la pandemia ha sido sinónimo de pérdida.

“Todas las personas hemos tenido que desprenderse de algo o alguien que era preciado: desde familiares y amigos hasta libertades, posibilidades económicas y tranquilidad. Si bien se trata de un proceso inevitable, es posible gestionarlo de manera sana. Si no asumimos que es parte natural de nuestra condición el ir perdiendo, vamos a asumir que es algo malo”.

Aseguró que la conciencia sobre la finitud de la vida debe ser un aliciente para repensar la condición humana de manera colectiva para una autoevaluación permanente que lleve a la construcción de lazos de ayuda comunitarios y a la aceptación de la vulnerabilidad humana.

“En la medida de lo posible, debemos centrarnos y decir: en el aquí y en el ahora, ¿qué necesito?”, resaltó Quetzalcóatl Hernández.

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