De haber sabido que estaba embarazada, Lesly hubiera acudido con un médico. Se los ha dicho mil veces a las autoridades, pero siguen sin creerle que hasta que tuvo un aborto espontáneo en el baño de su casa fue cuando entendió el por qué su cuerpo estaba cambiado. Eso sucedió en el 2020. Ella tenía 19 años. Hoy cumple una sentencia de medio siglo en El Salvador, donde se penaliza la interrupción del embarazo, aún cuando sea accidental.
De acuerdo con el comunicado de la Fiscalía, Lesly fue detenida en flagrancia e incluso se le acusa de haber degollado al bebé. Sin embargo, en el mismo despacho se detalla que Lesly fue detenida a 42 kilómetros de distancia de su casa. Es decir: en el Hospital de San Miguel, donde fue llevada por sus padres para atención médica.
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"Todo ha sido irregular: el juicio, por ejemplo, arrancó sin que Lesly pudiera comparecer”, cuenta Ruth Navarro, una de las abogadas que intenta liberar a la joven. “Lesly estaba en un estado de salud delicado porque perdió mucha sangre. Se le hicieron tres transfusiones. Y aunque pedimos como defensa que se suspendiera la audiencia, eso no ocurrió".
Según Ruth, Lesly es un caso de miles de mujeres en El Salvador. “De poco les sirve que tengan abogados si en la mayoría de los casos hay inconsistencias en las acusaciones”. Como en el caso de Lesly.
Lesly proviene de una familia en situación de pobreza, dedicada al campo. Es la tercera de siete hermanos. Dejó la secundaria para cumplir con el mandato de servir a los hombres. Vivía en San Miguel, una provincia en la zona oriente de El Salvador, donde se concentra el 21.71 por ciento de las mujeres procesadas por aborto, según la Agrupación Ciudadana por la Despenalización. Esta misma agrupación estima que el 46.51 por ciento de las denuncias por aborto se han tipificado como "expulsión y muerte del producto en etapa avanzada del embarazo", que de acuerdo con el Código Penal se califica como homicidio simple o agravado.
Sara García, integrante de la agrupación, se queja de que el conservadurismo en El Salvador impere en los juzgados. "Se les exige a las mujeres defender la vida del producto sobre cualquier cosa, incluso sobre su propia vida", reclama. "Se espera que las mujeres desarrollemos conductas heroicas por el simple hecho de ser mujer, y que por tanto debemos de ser madres. Entonces cualquier mujer que desafíe el mandato de la maternidad va en contra de la vida".
A Lesly le queda como única vía para recuperar su libertad la apelación y que sus abogadas demuestren ante los jueces que su caso se trató de una emergencia obstétrica. "Muchas mujeres pasan años en prisión por abortos espontáneos", dice Sara. "Con Lesly vamos a llegar hasta lo último. Porque para nosotras tiene que ver con la justicia reproductiva. Hablamos de esta justicia en donde las mujeres podamos tener vida digna y no tener acceso a la libertad reproductiva".
FS