Santiago Acatlán, tierra de nacimientos navideños

En la comunidad se elaboran figuras para los nacimientos con materiales como yeso, fibra de vidrio, resina y cerámica.

Santiago Acatlán, tierra de nacimientos navideños. (Andrés Lobato)
Rafael González
Puebla /

En Santiago Acatlán, comunidad perteneciente al municipio de Tepeaca, Puebla, se producen todo el año artículos navideños y religiosos con materiales como yeso, fibra de vidrio, resina y cerámica. En especial, se ofertan piezas que adornan los nacimientos de la República Mexicana, incluso de varios países como Estados Unidos, Francia y España, así como de Centroamérica.

Al salir de la capital poblana por la avenida 14 Oriente que desemboca a la carretera nacional número 150, en dirección hacia Veracruz, a 39.6 kilómetros se encuentra esta localidad, donde hay varios talleres de diferentes dimensiones en los que se fabrican estas piezas, principalmente, la representación a escala de Belén.

Los habitantes de Santiago Acatlán comenzaron la elaboración de las figurillas para adornar la maqueta que colocan las familias y que se conoce como nacimiento.

En Santiago Acatlán todo el año se producen artículos navideños y religiosos . (Andrés Lobato)

Estas incluyen pequeñas esculturas de José y María, el Niños Dios, el buey, la mula, el ángel y los Reyes Magos, considerados los nueve básicos y que se complementan con el gallo, borregos, pastores y otros elementos.

Aunque las figurillas son de distintos materiales, los artesanos se inclinan por el yeso como principal materia prima, porque las piezas son económicas y de fácil creación.

Fortino Sánchez Rojas cuenta que suma poco más de 35 años en este oficio, catalogado como una manualidad por su producción en serie, según la Secretaría de Cultura, en su apartado de Artesanías.

“Aquí aprendimos con Ernesto Huerta, quien se inició primero, después le siguieron otros. Nosotros fuimos trabajadores de él, aprendimos y después pusimos nuestros tallercitos. De acá salieron otros, de allá salieron más y se hicieron muchos. Así aprendimos y seguimos el trabajo”.

En el caso de su taller, reporta que las piezas que más buscan sus clientes es la cerámica “porque es más económica”. Pese a ello, lamenta que este año por la pandemia se han caído sus ventas y sus visitantes solo se llevan un nacimiento, contrario a otros años.

Los artesanos prefieren al yeso como principal materia prima. (Andrés Lobato)

Sin embargo, aclara que este descenso inició después de los atentados del 11 de septiembre de 2011 con la caída de las Torres Gemelas de Nueva York, “ya que antes venían muchos paisanos radicados allá y se llevaban muchas piezas. Esto se llenaba de gente, toda la calle la veía llena, pero como les empezaron a poner muchas restricciones para transportar objetos en los aviones, dejaron de venir”.

Empero, mantiene firme su esperanza de que la situación mejore y logre colocar las piezas de novedad que este año diseñó.

“Se venden todos los tamaños, como hay varios gustos, hay varios tamaños. Se llevan chicos, grandes, del 15 hasta el 80, el uno 20, uno 40. Hay para todos los gustos”.

Narra que se especializó en la creación de imágenes religiosas, “desde la Virgen de Guadalupe, san Juditas, san Antonio, corazones, la Sagrada Familia, san Miguel Arcángel”.

Respecto al número de piezas que fabrica, asegura que desconoce la cifra ya que en su caso no lleva un control. “Como salen se venden y así vamos produciendo”.

Menciona que a su local, ubicado en la parte externa de su taller, llegan visitantes de muchos sitios del país

“Vienen de Tabasco, Campeche, de por aquí arriba también vienen-apunta con el dedo a la carretera que conduce a Córdoba, Veracruz- desde Cancún, de varias partes. Se reúne mucha gente por acá. Ahora trabajamos familiarmente porque (por la contingencia sanitaria) ya no sale para pagarle a la gente. Aquí la gente quiere ganar muy caro y la verdad, mis respetos para ellos porque así debe de ser; pero trabajamos ahorita en familia porque ya no alcanza el dinero para pagarles, pero ahí vamos trabajando”.

Miguel Ángel Sánchez Torres comenta que él mismo fabrica los moldes para las figuras. (Andrés Lobato)

El procedimiento de fabricación

Miguel Ángel Sánchez Torres cuenta que desde su infancia aprendió la labor de realizar figuras decorativas para los nacimientos de la Navidad.

El proceso de elaboración:

  • Hacer los moldes a base de látex
  • Elaborar los contramoldes
  • Rellenarlos de yeso
  • Sacar las piezas para ponerlas a secar, mismas que se lijan o tallan para desbastarlas porque salen con algo de rebabas, incluso algunas requieren un proceso de resanado.
  • Se pintan para fondear
  • Tras el secado se vuelven a pintar con los colores finales
  • Se les dan los acabados, como detalles de color
  • Colocación de los ojos de vidrio y las pestañas

Aclara que el proceso de pintado lo realizan con aerógrafo y los detalles se realizan con un pincel.

“Para la fabricación de una pieza dependemos del clima porque si hace un buen calor y es un tamaño pequeño tarda unos dos días el secado. Si es una pieza grande tres o cuatro días y sobre el pintado es más rápido”.

En cuanto a las figuras que realiza, da a conocer que él hace desde el tamaño más pequeño hasta el de 70 centímetros, “pero el que más vendo es el grande; es el que más llama la atención de la gente”.

Presume que él mismo fabrica los moldes y este año diseñó uno que le llaman “El árabe”, el cual conserva las características del tradicional, pero le añadieron otra pose, turbantes y barba, más al estilo del que usa la gente que habita en el Medio Oriente.

Aclara que el modelo posada ya es atrasado y consiste en María sobre un burro: “Va embarazada, pero la llevan en el burro y ahora los modelos de novedad son el rey o el misterio que le nombran árabes”.

En su caso, la presencia de turistas ha favorecido para la venta de sus creaciones. Pese a ello, expresa su tristeza porque este año los ha golpeado sobremanera la crisis generada por la contingencia sanitaria. “Nos ha pegado mucho. Bajó un poco el trabajo”.

“También hacemos reparaciones y restauraciones, así como retocados de Niños Dios”.

Indica que su proceso de producción solo cesa durante las fiestas decembrinas, es decir, de Navidad a Año Nuevo, tras lo cual retoman su actividad para la fabricación de Niños Dios.

“Ahí nos dedicamos a reparar niños dioses y enseguida empieza la actividad porque con la llegada del 30 de abril nos ayudamos un poquito por la visita de los fieles al pueblo para acudir al Santuario del Niño Doctor. Ya de ahí nos mantenemos el resto del año con las figuras navideñas”. Expresa que antes de la contingencia llegó a producir hasta 200 piezas al día.

La mayoría de las mujeres rechazan dedicarse al pintado de las piezas cerámicas, pero Flor aceptó el reto. (Andrés Lobato)

La especialización del pintado

Aunque la mayoría de las mujeres rechazan dedicarse al pintado de las piezas cerámicas que se producen en Santiago Acatlán por los químicos que se emplean y los horarios extendidos de acuerdo con la demanda que se presente, Flor aceptó el empleo por la necesidad de laborar y porque se abrieron estos espacios ocupados principalmente por hombres.

“Hay trabajo por lo mismo de que ahorita aquí no hay pintores, porque por la pandemia bajaron las ventas, cerraron desde marzo o abril y abrieron hasta septiembre (y se fueron). Estuvo muy feo para nosotros, aquí no había trabajo, no había ventas, no había dinero; venían las señoras de Quecholac, donde se produce mucho la verdura, y nos decían ‘les cambio una imagen por ‘verdura’ y así fue como nosotros salimos adelante”.

En ese sentido, expresa su gratitud porque suman ya dos meses en los que se refleja una reactivación y mejora en sus ingresos.

“Aquí hubo mucho desempleo. No hablaban los clientes y nos descansaron. Nuestro sueldo era de 800 pesos como pulidoras. Hubo momentos en que nos daban la mitad y otros en que nos daban un poquito más o un poquito menos. Había semanas en que decía el patrón ahora no trabajen, eso fue lo que nos afectó. Tenía como 15 trabajadores y ahora solo tiene puras hijas porque los trabajadores se salieron porque no aguantaron estar con la mitad de sueldo y buscaron otro empleo”.

Además, dice que hace un año le enseñaron a pintar, “pero solo lo básico, por decir, solo el color verde o rojo”. Después hizo un receso y continuó como pulidora hasta que le ofrecieron pintar de tiempo completo con una mejora salarial, por lo que accedió.

Por último, menciona que quien le enseñó fue su esposo, quien era pintor, pero ya se salió: “Ahora es ‘vaciador’ y yo pintora”, finalizó.

El proceso de producción en Santiago Acatlán solo cesa durante las fiestas decembrinas. (Andrés Lobato)

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