El olor del incienso sobre el atrio de la capilla del Carmen, ubicado en Ixmiquilpan, envolvió al Señor de Jalpan, una figura de Cristo que se alza en una cruz de madera, sobre una base de flores de anturios blancos con azucenas, cargado por más 10 hombres, mientras que las luces de las calles alumbraron la cortina de flores que se colocaron detrás de la imagen, mismas que fueron realizadas con cera, llamadas escamadas, que ofrecieron un espectáculo de color y brillo para las cientos de personas que se arremolinaban alrededor de él.
Inició el recorrido en punto de las 19:00 horas, del lunes pasado, una procesión que dio inicio a la mayor celebración religiosa que se vive en este municipio, en el que participaron los más de 400 mayordomos de 158 comunidades que fortalecen la fe, y que, por generaciones, han logrado unir a un pueblo, a un municipio aguerrido que ha luchado por mantener sus derechos y costumbres.
La titular de la Secretaría de Turismo, Elizabeth Quintanar Gómez, acudió a ser parte de la celebración, “a vivir las costumbres, a descubrir que el turismo religioso también debe ser generador de atracción de visitantes y turistas, porque estos espectáculos religiosos son únicos y forman parte de la identidad de nuestro estado”, expuso, mientras siguió la procesión que realizó en compañía de la presidenta municipal de Ixmiquilpan, Araceli Beltrán.
Paso a paso, por las principales avenidas y calles del centro municipal, el Señor de Jalpan fue trasladado hacia el atrio del Templo de San Miguel Arcángel, en donde más personas acudieron para verlo pasar, para tomar fotos y videos, “porque es bondadoso, porque es milagroso y porque es parte de nuestra vida”, indicó una mujer que llegó al lugar en compañía de familiares, amigos, vecinos que acudieron al lugar.
Ahí, cientos de personas esperaron a que se realizara la “Ceremonia de la Luminaria” en la que, después de que se ofrecieron unas palabras en hñähñú, en el que le agradecieron al Señor de Jalpan su bondad, le colocaron coronas de flores de cempasúchitl y lo ahumaron con incienso, para rezarle un padre nuestro, y continuar con la ceremonia religiosa
En el perímetro bardal del templo se colocaron, como hace más de 250 años, ollas de barro en el que se les colocó ocote, ofrecido por la mayordomías y pueblos originarios del Valle del Mezquital, para prenderles fuego y hacer de ello un espectáculo único, alumbrando alrededor de la iglesia, con fuego, lo que representa las intenciones y cada una de las comunidades que se unen a esta tradición.
“Las y los turistas buscan experiencias inmersivas, en las que intervengan todos sus sentidos, festividades como éstas permiten lograr esa experiencia y generar una serie de sensaciones satisfactorias para los visitantes”, indicó por su parte Beltrán.
Esta fiesta inició este lunes, pero concluirá hasta el 20 de septiembre ya que, cada una de las mayordomías realizará su propia ceremonia al Señor de Jalpan.
Llevarán sus propias ofrendas, vestirán atuendos diferentes y realizarán una fiesta en la que todo el pueblo está invitado, así cada uno, una fiesta en la que participan todos los barrios.
De acuerdo a la Secretaría de Turismo federal, el turismo religioso en México genera una derrama económica de alrededor de 20 millones de pesos anuales lo que provoca un flujo de viajeros provenientes de otros estados de la república y otros países.
“Devoción, orden y respeto es lo que se le tiene al Señor de Jalpan, símbolo de religión que logra unir a comunidades hidalguenses en un solo evento que todos celebran unidos”, indicó la alcaldesa, quien invitó a visitar el municipio y participar en estos eventos “que son únicos en el mundo y que forman parte de los destinos de turismo religioso que tiene el estado de Hidalgo”, concluyó.