El 10 de septiembre del 2020 fue el último día en que llovió fuerte en el sur de la entidad, de esas precipitaciones que le sirven al campo para recuperarse, recordó Adrián Terrazas Aguilar, trabajador del campo en un rancho de Villa Manuel, en González, Tamaulipas.
De Tampico a Villa Manuel en coche es poco más de una hora de camino y cerca de la tierra de agricultores y ganaderos, el panorama es seco, el pasto es de color amarillo y la tierra “negra” rica en nutrientes para la siembra, está totalmente seca.
Cerca del mediodía el calor se torna insoportable en dicha región de ganaderos y agricultores, lo cual es normal cuando los patrones climatológicos marcan arriba de 40 grados centígrados.
“La última sequía, una similar a esta (entre 2020-2021) fue en 1982”, recordó el trabajador del campo tamaulipeco, y cuenta que ha ocasionado que “se adquieran pipas de 2 mil 500 litros de agua a 2 mil 500 pesos, porque cada vaca se toma hasta 40 litros diarios”.
Don Adrián y su hijo, que tienen el mismo nombre, recorren el rancho “El Colorado” y muestran los estragos del estiaje: una presa seca desde hace un par de años, desde la cual salen despavoridos tres venados que estaban en la zona buscando agua.
“Estaba llena de agua”, señalan los trabajadores del campo la presa, la cual es una de las vacías en medio de la falta de agua, ya que por ejemplo, el rancho tiene quince y solamente dos tienen agua, de las cuales bebe el ganado y se riegan los plantíos de sorgo.
El calor es recalcitrante a pesar de que una nube oscura cubre el cielo de Villa Manuel, hace sudar a la gente que recorre el rancho y, entre la polvareda, el agua se hace necesaria para quienes recorren el rancho.
“Muchos dicen qué bueno que nos salvan los extraterrestres, pero en realidad, lo que el campo necesita es la lluvia de un huracán, la verdad eso ayudaría mucho”, comentó Adrián Terrazas, hijo de Don Adrián.
El delegado de la Confederación Nacional de Organizaciones Agropecuarias y Forestales A.C. (Conoraf) en Tamaulipas, Eduardo Garza González, observa en dicho rancho la alimentación de las vacas, que al no haber pasto, es mediante una mezcla de sorgo y caña.
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“Hay altos costos que se tienen que cubrir para que el ganado se mantenga gordo, pero es muy costoso”, insistió el representante de los ganaderos, por eso hace falta que “llueva en el próximo mes”, de lo contrario, será una catástrofe.
SJHN