Desde muy joven, Elsa Campodónico convirtió las circunstancias adversas en oportunidades, ella decidió que trabajaría en lo que más le apasiona, viajar y volar por el mundo. Apostó e invirtió con determinación y hoy está en la antesala para comenzar a pilotear aviones comerciales y dirigir tripulaciones por todo el mundo.
Egresada de la carrera de Ingeniería Civil por la Universidad Autónoma del Estado de México, Elsa decidió incursionar como sobrecargo, donde fue rechazada en su primer intento, situación que no la detuvo ni la hizo desistir por su interés para lograr ese objetivo que se había planteado.
Durante su carrera universitaria, Elsa Campodónico decidió que era momento para volver a presentar los exámenes necesarios para ingresar al mundo de la aviación comercial. En su segundo intento logró trabajar en unas de las aerolíneas más importantes de México, donde comenzó a viajar por el país y por buena parte del mundo.
Elsa considera que para un trabajo así, se requiere fuerza de voluntad y tener gusto por viajar, ya que su actividad profesional en una primera instancia es atender las necesidades de los pasajeros y de la tripulación, haciendo que la experiencia de volar sea lo más placentera y segura posible para todos.
Para las personas que trabajan en el medio de la aviación, como ella, la parte más difícil del trabajo es que ante la dinámica de los vuelos que se les programan, no pueden estar con sus familiares y amigos en las fechas conmemorativas o en celebraciones como Navidad y Año Nuevo.
Requisitos importantes
Afirma que no es un trabajo monótono, su profesión le ha permitido conocer otras muchas ciudades con diferentes culturas, lo que la obliga a estar en constante adaptación, además de que debe contar con una amplia cultura general para saber tratar con personas de todo el mundo.
Saliendo de zona de confort
Hace 4 años un compañero suyo le lanzó el reto de estudiar para piloto comercial, ella en un principio no consideró viable esa posibilidad, tenía un trabajo estable en el que además podría retirarse sin mayores sobresaltos; pero la pasión por volar sumada a la idea de no conformarse con lo que había logrado, la llevó a tomar la decisión de comenzar la carrera de piloto comercial. La ecuación era sencilla, si lograba el objetivo de graduarse, podría seguir volando como piloto 20 años más, y sin pensarlo mucho dio un paso hacia adelante.
Se aventuró a incursionar en un ámbito laboral que hoy en día sigue siendo dominado en su mayoría por hombres. Un dato revela todo: en la empresa para la que trabaja hay mil 835 pilotos de los cuales solo 100 son mujeres.
Histórico.Mujeres al mando
A pesar de que ya existían pilotos mujeres, en México apenas en el año 2015 Aeroméxico tuvo un vuelo transatlántico donde toda la tripulación fue exclusivamente integrada por ellas, desde la capitana, sus primeras oficiales y todas las sobrecargos.
Elsa ingresó a una escuela de aviación PRAAT, de la teoría pasó rápidamente a la práctica. El primer reto fue vencer el miedo a tener el control de una aeronave, pero dominó sus emociones y comenzó a volar, hora tras hora fue acumulando el tiempo y la experiencia necesarias para acreditarse como una piloto comercial.
- Ninguna de las circunstancias la detuvieron, como el costo por horas de vuelo, los traslados desde su base de trabajo hasta el aeropuerto donde hacía sus prácticas y el cansancio.
Además, el hecho de no contar con un familiar cercano que se desempeñara como piloto hacía que las puertas de las cabinas de los aviones también estuvieran más lejanas, pero Elsa no se intimidó y convirtió esas circunstancias en retos y lo logró, gracias a un gran esfuerzo y determinación, después de 4 años.
Ella recuerda que cuando inició a estudiar eran solo tres mujeres, hoy ya hay 20 más que se preparan para pilotear en la misma escuela.
Cuando se le pregunta qué opina su familia sobre su profesión, con una sonrisa contesta “mi hijo me admira y a mis padres los he llevado a viajar a otros países”, afirma que a veces pensó en desertar, pero se aferró a la pasión que siente cada vez que su avión despega y comienza la ruta.
Hoy ella sabe que ha adquirido mayor responsabilidad, pues en la empresa para la que trabaja ya hay ahora 100 mujeres con la certificación para hacer todo tipo de vuelos.
El recuerdo del camino
Elsa recuerda que en su niñez y juventud trabajó como “cerillo”, demostradora de productos y vendedora de elotes. Afirma con contundencia “aún con las circunstancias adversas, se pueden lograr los objetivos”.
- Después de 180 horas de práctica para volar, se le pregunta si se siente apta para pilotear, ella sonriente responde “Sí, claro que estoy lista”.
KVS