En el municipio de Huaquechula, la tierra es noble, pero el comercio con intermediarios, las plagas y las sequías, presentan retos importantes para los campesinos de dicha localidad; sin embargo, la siembra del cacahuate es algo que además de posicionarlos como el número uno en producción estatal, también se ha convertido en el salvavidas de muchos agricultores.
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A lo largo de esta comunidad existen un total de mil 360 hectáreas de siembra de cacahuate, mismos que se dividen en dos temporales. La siembra de lluvia, que se nutre con todo lo que el clima proporciona a Huaquechula y engloba mil 56 hectáreas de siembra, mientras que de riego con aspersión controlada, solo corresponde a 304 hectáreas de este producto.
Los productores de esta oleaginosa, se enfrentan a plagas como la araña amarilla, gusanos “perrito”, hongos como el chahuistle y canelilla; no obstante, refieren que la aportación del Ayuntamiento local de un dron es utilizado para el riego de insecticidas o nutrientes, ayuda de gran manera a tener una producción libre de plagas.
Por otra parte, ante las sequías en la entidad, cacahuateros como Ismael Confesor Delgado, tercera generación de productores de cacahuate, no pierden la esperanza de cada año conseguir cosechas generosas con ellos y sus familias, tal como lo ha hecho el campo por más de 23 años de legado.
A decir de don Ismael, con el cacahuate los campesinos se aferran de por vida “mientras Dios me preste vida estaremos al cien por ciento con el cacahuate”, expresó al contarnos que en la actualidad cuenta con 30 hectáreas de siembra, en las que se cosechan en promedio hasta dos toneladas de cacahuate por cada temporal, que dura aproximadamente cuatro meses.
Y aunque también apuestan parte de su labor al maíz y al sorgo, Ismael sabe que el cacahuate es algo único en su tipo en la Región de Atlixco, “aquí en esta zona, el cacahuate es diferente, es muy rico, es muy dulce y se limpia fácil, por eso la gente lo prefiere y por eso lo preservamos”, afirmó.
Cosechas generosas
El proceso de cosecha es bastante atractivo a la vista del foráneo, los campos cubiertos con matorrales verdes con un aspecto similar a la alfalfa, anuncian con flores amarillas, el lugar exacto donde las plantas de cacahuate ya están cargadas.
Los campesinos se pasean por los surcos, pisan y vuelven a pisar los matorrales para ablandar la tierra, destierran dicha vegetación desde la raíz y allí, se encuentra el “oro café”, decenas o hasta cientos de cacahuates en cada mata salen a la luz, con un tono claro y un sabor muy dulce desde su cosecha.
Los cacahuates son extraídos y el follaje se reúne para alimentar a los animales del campo, porque en Huaquechula, al parecer, todo lo de su tierra es manjar.
Una vez en su domicilio, la carga del día es seleccionada, tostada y embolsada; cientos de costales y muchas toneladas de cacahuate salen de Huaquechula hacia diferentes partes del estado, donde los poblanos utilizan este alimento como botana o aditamento para recetas más elaboradas y según lo expresa don Ismael, esto no podría ser posible sin el trabajo duro de su pueblo, el apoyo de su gobierno y los insumos que avanzan de manera veloz para generar condiciones de producción más amigables con el ambiente.
Así como la historia de este cacahuatero que ya empezó a formar una cuarta generación de productores de cacahuate, en Huaquechula hay muchas más por escuchar y no es para menos si se considera, la importancia de este cultivo para dicha población.
En todas las mesas hay cacahuate de Huaquechula
El agradecimiento que la población muestra hacia el cacahuate y sus bondades, no es para menos, si se toma en cuenta que este municipio es el productor número uno de esta legumbre oleosa a nivel estatal, convirtiéndolo en una de las apuestas más grandes que los campesinos e incluso el gobierno local tienen para ver crecer su comunidad.
Otra ventaja de este producto es que, a decir de Elizabeth María Soriano Lázaro, directora de agricultura de Huaquechula, “en el cultivo se han hecho estimaciones de las peores condiciones climatológicas y aun así, el cacahuate siempre tiene datos positivos”; siendo ésta una de las características favoritas de los agricultores de 'Huaque', quienes también refieren que aun en las condiciones más adversas, en sequías o con plagas, el cacahuate jamás será una inversión perdida.
En cuestión del maíz y el sorgo, las fluctuaciones de producción que derivan del clima, las plagas o incluso los insumos en fertilizantes o pesticidas, vuelven vulnerable el costo o ganancia de dichos productos, mientras que según los registros de esta localidad, el cacahuate siempre tiene precios de venta al alza, y es una inversión importante para su gente.
Tan solo durante el 2022 el cacahuate tuvo un costo de 11 pesos por kilo, mientras que el maíz muy pocas veces ha registrado ese precio; por otra parte, la tonelada de sorgo se ha estimado hasta en 6 mil 800 pesos, pero la del cacahuate ha alcanzado hasta los 11 mil pesos por tonelada, lo que lo convierte en uno de los tesoros más grandes de la región.
Para darse una idea de la abundancia y riqueza de esta cosecha, hay que considerar que, los terrenos de “temporal” (aquellos que se nutren de las lluvias y condiciones climatológicas), pueden producir casi 1.3 toneladas de cacahuate y los terrenos de riego, llegan a alcanzar hasta 2.2 toneladas de dicho producto.
En Huaque, al año se estima una producción cercana a las 2 mil toneladas de cacahuate, por lo que cada año los campesinos de la región vuelven a confiar y poner una semilla de esperanza en sus tierras para poder cosechar esta oleaginosa y continuar distribuyéndola por municipios como San Salvador El Verde, San Martín Texmelucan, Atlixco, la zona centro e incluso la Sierra Norte de Puebla, donde no dudan, pero tampoco tienen por ahora como probar, que debe llegar a otros estados.
El sueño de los cacahuateros
Entre los campesinos, tostadores y empaquetadores de cacahuate de Huaquechula, las pláticas sobre el futuro son bastante similares, la conexión carretera con otras comunidades de mayor densidad poblacional, podría posicionarlos de forma más rápida en el mercado de diferentes latitudes. Algunos más aventurados, según lo comenta don Ismael, ya incluso trabajan en la producción en serie de botanas preparadas y empaquetadoras de gran dimensión.
“Tenemos conocidos que lo trabajan garapiñado, enchilado y en muchas otras presentaciones, ya buscan generar mantequilla de maní y otros productos que si se puedan ir al extranjero y duran más tiempo”, contó con orgullo. Además, refirió que al menos él y su equipo de trabajo no ven imposible convertir a su comunidad en una potencia cacahuatera, pues buscan tener un contacto cercano con las dependencias correspondientes para que los apoyos municipales, estatales y federales hacia la agricultura, lleguen a su pueblo; y con mayor maquinaria, productos ecológicamente sustentables y capacitaciones continuas, puedan seguir trabajando con rumbo a un mejor mañana para sus campesinos.
Sobre esto, los trabajadores de la zona también refieren que si bien, ahora se han perdido algunas prácticas artesanales en la producción de este cultivo, no ven nada mal la introducción de nuevas herramientas que ayuden a generar mayores cosechas y poder cumplir la alta demanda que los poblanos tienen para el cacahuate y así, no dar cabida al ingreso de productos extranjeros que por económicos o diferentes, se quedan con las glorias de este producto.
CHM