En el estado de Puebla, 64 por ciento de las mujeres de todos los estratos sociales sufre violencia de algún tipo, desde sexual hasta física pasando por psicológica y verbal en diferentes ámbitos como la casa, la vía pública, en el trabajo.
De acuerdo con el reporte “Cinco claves para entender la violencia contra las mujeres”, elaborado por Ana Laura Gamboa Muñoz, responsable del Observatorio de Violencia Social y de Género (OVSG) del Instituto de Derechos Humanos Ignacio Ellacuría (IDHIE), de la Universidad Iberoamericana Puebla, la violencia de género está enraizada en una cultura machista y patriarcal que reproduce comportamientos discriminatorios hacia las mujeres.
El análisis de la institución revela que las conductas machistas y patriarcales se emplean como una dinámica de poder que busca generar daño o sufrimiento; y los derechos de la población femenina se ven vulnerados al persistir el alto grado de desigualdad e impunidad.
“Como consecuencias del patriarcado se han acentuado algunos problemas específicos, como el aumento en la brecha salarial entre hombres y mujeres; la feminización de la pobreza y rezagos educativos; asignación de roles y estereotipos, y agudización de otras manifestaciones de discriminación y dominación”, apunta el análisis de la responsable del Observatorio de Violencia Social y de Género de la Ibero Puebla.
El análisis revela que durante los dos primeros meses de este 2020, en Puebla se registraron 17 casos de feminicidios, de los cuales, en 13 las víctimas fueron mayores de edad; y en cuatro casos se registraron víctimas menores de edad.
“A nivel nacional, el estado de Puebla ocupa el segundo lugar con más casos de feminicidios; y el quinto lugar con más llamadas de emergencia al 911 por incidente de violencia contra las mujeres; mientras que en el municipio de Puebla se encuentra en séptimo lugar en la lista de los 100 municipios donde ocurrieron más feminicidios”, detalla el análisis.
El reporte de la investigadora de la institución que forma parte del Sistema Universitario Jesuita destaca que las mujeres experimentan violencia de manera diferenciada y a través de múltiples manifestaciones. “Al hablar de violencia de género se alude a toda acción u omisión basada en el género que cause daño o sufrimiento psicológico, físico, patrimonial, económico, sexual o la muerte tanto en el ámbito privado como en el público”.
De acuerdo con los atributos tradicionales de género, se considera que las mujeres son sensibles, débiles, sumisas y cuidadosas; en cambio, se espera que los hombres sean fuertes, exitosos, herméticos y sexualmente vigorosos, añadió la investigadora.
Para Gamboa Muñoz, nada justifica la violencia contra las mujeres y el primer paso es buscar o brindar ayuda, según sea el caso; y pasar a la acción es un paso decisivo para contrarrestar la pandemia que enfrenta la sociedad.
“La sororidad nace en los círculos más cercanos, es decir, familiares, amigas y vecinas, y se extiende hasta las organizaciones y albergues dedicados a dar contención emocional y orientación. Es fundamental analizar las posibilidades para salir de la situación de violencia en la que se encuentra una mujer. Muchas colectivas brindan asesorías y fungen como puentes para realizar denuncias o encontrar soluciones que garanticen la integridad de la víctima. Ante todo, recuerda: la violencia que ejercen contra ti no tiene que ver con algo que tú provocaste. No estás sola”, finalizó.
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