Alrededor de 180 talamontes de Xalatlaco, Estado de México, se dicen dispuestos a deponer sus motosierras y dedicarse a plantar árboles en lugar de cortarlos. A cambio piden apoyos al gobierno Federal y del Estado de México para autoemplearse.
Hasta el momento han presentado al menos 200 proyectos, los dos más importantes son: vender árboles endémicos a la Conafor para reforestar la región golpeada por la deforestación, y la segunda propuesta contempla la creación de un parque ecológico a las faldas del paraje El Volador, en el cerro de La Mesita, uno de los puntos más golpeados por la deforestación en el bosque de agua de Toluca.
Desafortunadamente, ninguno de los 200 proyectos han sido aprobados por las autoridades, lo que obligó a los talamontes a seguir cortando árboles en la clandestinidad.
"Hemos participado en proyectos, hemos querido pedir al gobierno formas de trabajo que nos dé para dejar este trabajo de la tala, pero al no ser escuchados, al no tener de dónde darnos un trabajo, pues uno tiene que seguir con esto; ahora, si nos llegan a dar un empleo es de un mes o dos meses y el resto del año ¿qué hace uno, no come uno o qué?", comentó Fernando Palacios, talador ilegal desde hace muchos años.
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El proyecto ecoturístico que contemplan los talamontes, y que abarca 150 hectáreas, contaría con cabañas, pistas de bicicletas, motocicletas y áreas para acampar; la idea es repartir las ganancias entre todos.
En 2017 construyeron un vivero donde llegaron a producir hasta 30 mil árboles que serían plantados en el bosque de agua de Toluca, con la ayuda de la Conafor, sin embargo, de buenas a primeras el gobierno federal rechazó la compra y los productores perdieron cientos de miles de pesos.
En el mercado negro los talamontes reciben en promedio 500 pesos por tronco, mientras que un árbol que fue talado de forma legal se puede comercializar hasta en diez mil pesos.
La tala ilegal no solo afecta a Xalatlaco, también se reportan daños en Santiago Tilapa, San Pedro Tlapulco, San Jerónimo Acazulco, San Pedro Tehuantepec y La Marquesa.
No se conoce con exactitud el número de hectáreas afectadas:
"La tala clandestina como la conocemos se está viviendo muy drásticamente en este municipio de Xalatlaco, y no es de ahorita es de hace muchos años que se ha visto esta situación, lo que sí es que ahora se están viendo las afectaciones como la falta de agua", aseguró Fernando Mejía Reza, expresidente de los comuneros de Xalatlaco.
Ser talamontes es una profesión que pasa de generación en generación; sin embargo, los más jóvenes han entendido la importancia de conservar los bosques.
Por el tipo de madera de pino, los troncos talados ilegalmente en Xalatlaco, son empleados para la fabricación de muebles y vigas de construcción.
"Yo sigo peleando, señor, y sigo pidiendo que se acabe la tala clandestina y ojalá nos den la oportunidad de poderlo hacer, que el gobierno estatal, federal y municipal y todos los gobiernos que puedan apoyarnos. Nosotros no nos negamos, pero qué nos ofrecen a cambio del compromiso de no volver a talar", dijo Edilberto Espinoza, talamontes de Xalatlaco.
Para muchos talamontes que operan en la clandestinidad, el cambio de mentalidad del cuidado ecológico llegó de la mano del reclamo de sus hijos por talar árboles.
"Mis hijos sí me han preguntado por qué talo árboles, y por eso es el momento de que yo pida oportunidad para tener otro trabajo, pedir un trabajo diferente para que mis hijos no tengan que hacer lo mismo", aseguró Fernando Palacios, quien se emplea como talamontes.
En Xalatlaco, operan cuatro grupos de taladores bien organizados que han tirado cientos de árboles en minutos. Los propios taladores presumen que al día en el bosque de agua de Toluca, se talan en promedio 300, de ese nivel es la deforestación.
"Se siente uno mal porque sabe uno el tiempo que lleva la naturaleza a crecer un árbol, pero también se siente feo que uno no tenga para llevar a la casa algo de comer", aseguró Fernando Palacios.
En los últimos años, en Xalatlaco se vive una crisis por la escasez de agua, producto de la deforestación masiva. De continuar la tala de árboles indiscriminadamente el clima de la región se verá severamente afectado.
Los talamontes clandestinos aceptaron mostrar su rostro para la entrevista pues aseguran que no oculta nada y que quieren un cambio de vida de la mano de proyectos sustentables.
"Tenemos que darles alternativas de trabajo como era el pago de servicios ambientales, como lo era el empleo temporal, como era las brigadas, como quiera el pueblo se organizaba y se veía más presencia porque hacíamos recorridos en nuestros bosques que hoy se han perdido" agregó el expresidente comunero Fernando Mejía Reza.
VRM