Tradición y vanguardia se fusionan en una colorida colección de talavera poblana inspirada en Día De Muertos que dejó atrás el típico azul cobalto para dar paso al contraste de negro con naranja, morado y amarillo de la temporada.
Se trata de una creación de Talavera Salar en donde un equipo de 60 artesanos poblanos da vida a cada una de estas piezas con esmero y dedicación.
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“Me siento contento porque mi trabajo va a estar en las casas de las personas”, relata Cándido González a MILENIO, uno de los artesanos de este taller.
Osvaldo Salazar, fundador de Talavera Salazar, cuenta a MILENIO Puebla, que la idea de hacer una divertida colección como esta, surgió de la necesidad de plasmar la gran riqueza cultural con la México, sobre todo si se trata de una tradición que hace único a nuestro país como es el Día de Muertos.
“Hemos tratado de no hacer tan solo el azul que es el característico o representativo pero de usar más colores por ejemplo hemos usado los colores terracota, las bases negras tratamos de innovar en esas cuestiones del decorado, usando los mismos productos que lleva la talavera que son los más esenciales pero simplemente jugando con ellos, matizando de ciertas formas, combinado un poquito los decorados… todo mantiene su esencia, lo único con lo que jugamos son las tonalidades”
El proceso inicia con el modelado de las piezas en barro para luego seguir con el punteado y decorado, explica Marisol Hernández, gerente de Marketing de Talavera Salazar.
“Todas nuestras piezas son hechas y pintadas a mano, todo nuestro proceso es 100 % artesanal es libre de plomo, libre de sustancias tóxicas, son completamente seguras para su uso, el proceso de fabricación de Talavera comienza desde el moldeado de las piezas en la mezcla de barros, se hace el moldeado de las piezas y una vez que la pieza ya está moldeada como tal entra a una primera quema a un horno a una temperatura de mil 50 grados”
Es entonces cuando la creatividad surge para traer del más allá a una flaca Kahlo, una burlona Catrina Garbancera o sonrientes cráneos que son plasmados en platos, tazas, vasos, ollas y hasta licoreras para luego con precisión casi milimétrica dar pinceladas de color a cada pieza.
"A mí me gusta ponerle muchos colores brillantes y todo, entonces ya la decoro a mi gusto, entonces ya le pongo las flores así que sean llamativas… yo me inspiro en que a mí me gustan los colores brillantes, no me gusta, yo creo por mi ánimo, no poner colores opacos, porque si no se ven como tristes, y todo tiene que ser colores resaltados para que se va la pieza bien", cuenta la decoradora Ana Lilia Vázquez.
Una vez decoradas, las piezas son sometidas a una segunda quema a mil 50 grados y en donde finalmente se revela el brillo y color de cada una, procesos en los participan artesanos expertos que han heredado los secretos de la talavera de generación en generación como don Oscar, quien inició en este oficio a los 12 años de edad.
“Mis abuelos trabajaron la talavera, mi madre también sabe pintar, mi hermano también se dedica al negocio de la talavera, es una rama que viene de familia… es algo de enorgullecerse que trabajemos en un material tan complicado, pero tan bonito como es la talavera”
Los precios de estas piezas de talavera poblana son variados y aunque Osvaldo, dueño de talavera Salazar, afirma que pocas veces se enfrentan al regateo, pide a los compradores a repensar y acabar con esta práctica que lacera a los artesanos mexicanos.
“Es el valor y el producto del tiempo de la persona que lo hace, los artesanos, tal vez no en producto, pero en otras artesanías lo que ganan es poco… no al regateo y menos en lo artesanal, porque en tiendas departamentales nunca pedimos ese regateo incluso hasta te cobran de más y siempre hay que apoyar al talento mexicano.
Actualmente, Talavera Salazar llega a todos los rincones de México, incluso a otros países como Estados Unidos, con pedidos a domicilio y piezas personalizadas hechas por manos poblanas.
AAC