Los gobiernos federal y estatal tienden a dejar solas a las ciudades receptoras de migrantes en la problemática social y urbana acentuada por su presencia, señaló la profesora del Colegio de la Frontera Norte (Colef ) en Tamaulipas, Cirila Quintero Ramírez.
La investigadora dijo es urgente una mesa de diálogo entre los tres niveles de la administración pública, pues los municipios deben integrarse a la toma de decisiones.
“De la migración que llega, al final quien corre con todos los gastos es el municipio, porque el gobierno federal y estatal pocas veces vuelven los ojos a la solución de los problemas que hay en la frontera y son las alcaldías las que tratan de resolver. Hace falta una política migratoria pero no hecha solo desde el centro, sino en una mesa de diálogo con las ciudades, la regulación debe venir de los tres niveles, los municipios tienen que ser parte de la toma de decisiones en esto que los impacta de manera directa”.
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Apuntó son urgentes esas políticas públicas donde estén involucradas las localidades a donde llegan los migrantes, que sus autoridades tengan voz y voto y ver la forma de atender rezagos urbanos para poder enfrentar de mejor manera los retos que trae consigo tanto la población extranjera en tránsito como aquellos mexicanos que se quedan a trabajar en la industria maquiladora y vienen de otro estado del país en busca de un futuro mejor.
En entrevista para MILENIO Tamaulipas, la doctora en Sociología expuso no se puede criminalizar la migración, porque existe el derecho humano de movilizarse, y no se debe culpar a este fenómeno social de la insuficiente cobertura de servicios públicos, pues más bien acentúa los problemas urbanos que ya se venían arrastrando.
“Son problemas muchas veces que ya traemos y si no hay una regulación, una política pública de cómo atender, entonces la salida más fácil es decir ellos son los causantes; vienen, se establecen, requieren servicios y desborda la ciudad”, expresó la especialista adscrita al Departamento de Estudios Sociales del Colef, con sede en Matamoros.
Mencionó que el asociar los problemas sociales y urbanos con los migrantes es una de las cosas que se tienen que replantear, pues incluso se discrimina hasta a los mismos mexicanos, como ocurre en Reynosa con los veracruzanos que llegan a trabajar a las maquiladoras y viven entre múltiples carencias. “Hay un rechazo terrible hacia ellos, aún cuando vienen a contribuir al desarrollo de la ciudad”.
Quintero Ramírez comentó que hasta los empleadores tienen mucho que ver en la falta de condiciones dignas en que viven muchos trabajadores migrantes, dado que los traen de otros estados pero se desentienden cuando se trata de urbanizar la ciudad.
Agregó que la migración no se va a terminar, lo grave es cuando intervienen otros factores como el tráfico de personas y la red de contubernios en los puntos migratorios de ambos lados de la frontera, porque ello aumenta los peligros para quienes se arriesgan a seguirse desplazando sin documentos que los amparen.
Cirila Quintero reitera que cada quién debe asumir su responsabilidad y ver cómo puede contribuir en la búsqueda de soluciones, pero con trato humanitario y de respeto a los derechos humanos, pues insiste no se puede ver al migrante como un delincuente, cuando solo es alguien que tiene una irregularidad en sus papeles administrativos.
SJHN