En Tampico hay edificios de alto valor histórico que por su sistema constructivo de los años veinte se realizaron sin el uso de varillas, lo que los vuelve más vulnerables a la falta de mantenimiento y la amenaza del cambio climático.
Para atender esta y otras problemáticas, especialista propone una procuraduría del patrimonio histórico, que vigile y promueva la preservación de la riqueza arquitectónica y cultural inmobiliaria.
Olga Méndez Hernández, representante del Comité Internacional de Monumentos y Sitios “A” Unesco, dijo que la construcción sin varilla, era la forma en que se realizaban los edificios de la época y hoy el tema adquiere relevancia, luego de que se ha volteado a ver el impacto que puede generar la condición climática sobre el patrimonio inmueble.
En la ciudad, expuso, ya se tuvo un caso característico, pues la construcción que se derrumbó el pasado 2 de enero en un norte clasificado como explosivo, no contaba con cadenas ni castillos.
“Los fenómenos naturales también impactan el patrimonio edificado, tuvimos la construcción que se cayó en el centro de Tampico y cuyo sistema era a base de puros ladrillos, o sea los muros eran de ladrillo; en ese tiempo en que se hizo, no se utilizaba el armado de castillos o columnas metálicas y los techos eran de madera, a veces con rieles”.
La arquitecta reconoció la importancia de hacer un estudio a conciencia para saber cuántos inmuebles hay de los años veinte y en qué condiciones pueden enfrentar fenómenos naturales como lluvia, agua, sol y viento, que se incrementarán con el cambio climático.
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-¿Hay edificios que tienen un importante valor histórico pero que carecen de castillos o cadenas que los cimienten?
“Sí, eran los sistemas que se utilizaban en esa época. Obviamente si hacemos un recuento y queremos poner esas construcciones con los estándares actuales, habría que estudiar cómo hacerlo, recurrir a la investigación para poder consolidar esas estructuras”.
Este lunes se conmemora el Día Internacional de Monumentos y Sitios con el lema "Patrimonio y Clima". Se trata de desarrollar una acción conjunta inclusiva que tome en cuenta la protección del patrimonio cultural frente a los impactos adversos de la naturaleza.
“Los edificios están vulnerables, es una consecuencia de la falta de mantenimiento y de acción, las autoridades tienen mu- cho trabajo, hace falta esa conciencia para la conservación de las joyas que tiene la ciudad y que representan su historia”.
Con la procuraduría del patrimonio histórico, busca que todos seamos vigilantes y promotores de la conservación de nuestra herencia cultural y permee una visión de restaurar, rehabilitar, reconstruir, preservar y consolidar.
Cada monumento y cada edificio, resaltó, es importante porque constituye el testimonio de nuestro pasado y la belleza arquitectónica que fue conformando toda una época.
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“Habría que hacer un recuento y checar las estructuras de ese sistema constructivo (de los años veinte), en la zona más antigua de la ciudad son como 25 manzanas y cuatro o cinco edificios por manzana que son valiosos”.
Méndez Hernández mencionó que se vale hacer uso de técnicas innovadoras, siempre y cuando se respete la integridad total de los inmuebles, mismos que no se pueden desdibujar y derrumbar- se nunca será una opción.
“Es muy triste oír decir, ¡esos vetustos edificios del centro!, cuando se trata del patrimonio que caracteriza la ciudad como una de las mejores a nivel internacional. Hay que hacer un estudio, ver qué sistemas constructivos existen y persisten, hay algunos inmuebles que da gusto verlos, por lo bien conservados que están”.
Olga Méndez advirtió que sin mantenimiento cualquier casa se cae e invitó a la ciudadanía a acercarse a los expertos. “Es muy triste ver edificios esperando que alguien los atienda”.
“Nosotros en el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos), organismo asociado a la Unesco, cada que podemos hacemos promoción y difusión de la conservación del patrimonio y en el Colegio Mexicano de Ingenieros y Arquitectos tenemos especialistas interesados en la conservación”.
Destacó que el Inah y el Inbal son instancias que regulan los procesos, pero se les ha estigmatizado de que siempre dicen no, cuando en realidad lo único que piden es que las cosas se hagan correctamente.
“Ellos también son aliados en la conservación del patrimonio, si no fuera así no existirían, entonces debemos tenerles esa confianza porque ellos saben cómo se deben tratar los edificios y sus procesos”.
Son especialistas, apuntó, que ponen reglas y son apoyados por todas las instancias que coadyuvan en la conservación.