La emergencia por el coronavirus sorprendió al tampiqueño Elías Hernández Jiménez, de 36 años, quien en pleno viaje de placer a China con su pareja, fue obligado a interrumpir sus vacaciones por la alerta sanitaria.
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Hernández Jiménez estaba acompañado por otros tres mexicanos, originarios de Zamora, Michoacán, así como por argentinos y peruanos; todos ellos habían tomado un tour que los mantuvo por siete días en el país asiático.
"China es muy bonito, pero el gobierno tiene restringidas las redes sociales, no tenía Facebook ni WhatsApp y fue hasta que contraté un paquete de datos como me doy cuenta de todo lo que estaba pasando".
El tampiqueño destacó que al comunicarse con su familia, lo alertaron y le expresaron que estaban muy preocupados, por lo que le pidieron que regresara de inmediato.
El abogado dijo que el tour había comenzado por Corea del Sur y de ahí se trasladaron a Japón, donde permanecieron varios días y fue a su llegada a Beijing cuando vieron la ciudad sitiada por personal de salud.
Ahí le informaron al grupo de viajeros que por orden del gobierno chino estaban suspendidos los recorridos turísticos y eventos masivos, por lo que se quedaron varados tres días en el hotel antes de emprender su viaje de retorno.
"Antes de llegar, en la carretera te paraban personas que nos decía el guía eran del departamento de salud, para revisar nuestra temperatura".
"No sentimos miedo, nadie tenía síntomas de coronavirus"
En entrevista vía telefónica dijo que pese a lo grave de la situación, en ningún momento los integrantes del grupo sintieron miedo, debido a que nadie mostraba síntomas del coronavirus o sentía alguna otra afectación en su salud.
"Sólo veíamos que todo mundo andaba con tapabocas, eso me hizo acordarme de lo que se vivió en México con la influenza hace algunos años. Después de investigar y dimensionar lo que sucedía, cubrimos también nuestras bocas y andábamos con el gel antibacterial para todos lados", narró.
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El tampiqueño agregó que como parte de las medidas tomadas, cuidaron en extremo su alimentación y lo primero que evitaron fueron los pescados y mariscos.
"En China existe mucha comida exótica, alacranes, gusanos, culebras, murciélagos que se venden en la calle como fritanga, también nos abstuvimos de probar eso. Yo hasta adelgacé con pura lechuguita, no consumías nada con confianza", mencionó.
Al recordar lo vivido, asegura que "parecía el Apocalipsis zombie, sobre todo al entrar a la ciudad de Beijing, la capital de China, en las afueras de las gasolineras se veía sólo una persona atendiendo, estaba todo vacío, y decíamos, 'está muy fuerte esto, ¿qué está pasando?'".
El regreso a México, entre documentos y revisiones médicas
Indicó que cuando volaron de China a Corea para tomar el avión a México, por parte de la aerolínea se les hizo llenar un formulario bajo protesta de decir verdad, donde asentaban que no tenían temperatura, ni habían consumido animales exóticos y tampoco traían dolor de cabeza. Recalcó que ya antes, habían firmado otro documento similar para el departamento de salud chino.
"Al llegar a Corea nos volvieron a revisar y nos pusieron una cámara térmica para checar nuevamente la temperatura corporal y firmar una vez más un documento donde decíamos que no teníamos ninguna enfermedad".
"La salida de Beijing a Seúl fue tediosa por todas las revisiones médicas que nos hicieron, nos tomaban la temperatura, nada que no fuera necesario, pero lo que sí me sorprendió es que en México no hubiera ninguna revisión específica".
Consideró que debe haber filtros sanitarios en México para imponer un verdadero control, pues llegan personas asiáticas y no hay un seguimiento en el país.
JACM/VJCM