Temazcal, un ritual espiritual para el cuerpo y alma

“Permite y fomenta la paz porque se opone a cualquier tipo de hegemonía, monopolio o exclusión de personas; al contrario, fomenta valores como la solidaridad”: Sandoval

Previene o cura enfermedades físicas sociales y culturales, señalan. (Iván Carmona)
Claudia Hidalgo
Metepec /

El temazcal por años ha generado grandes aportaciones no solo a la salud, sino a la paz. De acuerdo con el sociólogo y antropólogo Eduardo Sandoval, profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Administración Pública de la UAEMex, estas son sus dos más grandes aportaciones.

En el artículo titulado “El temazcal otomí: las aportaciones de la medicina indígena a la salud y a la paz”, editado por la UAIM y la UAEMex, refiere que los rituales y terapias dirigidas a prevenir o curar las enfermedades físicas sociales y culturales, siguen siendo usadas por parteras, hueseros, sobadores, chamanes, rezanderos o curanderos por los beneficios que otorgan.

Permite y fomenta la paz porque se opone a cualquier tipo de hegemonía, monopolio o exclusión de personas, sino por el contrario, fomenta valores como la solidaridad, el reconocimiento mutuo, el compañerismo, el diálogo, el consuelo o la comprensión, donde las personas además de curarse, limpiarse o purificar se pueden expresar y compartir sentimientos pacíficos e incluso gestionar y resolver sus conflictos personales familiares o comunitarios.

Desde el punto de vista biofísico es útil para prevenir, disminuir o remediar cierto sufrimiento del cuerpo y la violencia directa que supone las enfermedades físicas o psicológicas.

Además, no contempla el mercantilismo excluyente, fomenta la justicia social resolviendo problemas de la propia comunidad.

Propicia la autoconfianza en las personas, a través del reconocimiento del cuerpo, el cual, enfermo o no, necesita ser cuidado y amado; el autorrespeto a través del reconocimiento del derecho a la salud, a participar en la vida familiar y de la comunidad, y la autoestima.


Sus orígenes

El temazcal está presente en México desde hace muchos años, gracias a la cultura mexica. Significa “casa donde se suda” y hace referencia a un ritual ancestral prehispánico, a un baño de vapor con hierbas medicinales y aromáticas con el fin de desintoxicar el cuerpo por medio de la sudoración que producen las infusiones de hierbas.

El maestro Armando García, quien en náhuatl es “Serpiente que da a luz”, conoce bien el tema. Desde hace 30 años está dedicado al estudio de la herbolaria, el calor y las enfermedades del cuerpo y el alma, gracias a sus estudios en la Universidad Chapingo y con “abuelos” chamanes de todo el país.

Desde hace tres décadas tiene un temazcal prehispánico en Metepec, donde lo conocen como el "Abuelo Armando", aunque a él no le gusta mucho porque ese apelativo se les da a quienes tienen mucho conocimiento y saben qué hacer con él.

Sus inicios fueron con un familiar y a través de la Universidad Chapingo. Desde entonces están en la calle de Mariano Matamoros número 211, en el Barrio de San Mateo, a un costado de la Clínica Geriátrica, donde llega a recibir hasta 25 personas en su temazcal, todos los jueves, viernes y sábados, aunque ya está haciendo uno más para 100 personas en el Santo Desierto, en Tenancingo.

Su formación ha sido en herbolaria, pero el mayor conocimiento lo ha adquirido afuera. En Chapingo aprendió la parte física como un médico, qué hace el calor, las plantas, por qué se enferma el cuerpo, pero todo lo demás fue en la práctica y con diversas agrupaciones que lo adentraron a las danzas.


¿Cómo reconocer un buen temazcal?

La primera pregunta es cómo reconocer un temazcal serio, lejos de quien busca la parte mercantil, que fueron dos meses a un temazcal y abren su propio centro. Un temazcal, indica, no debe ser bonito ni cambiar su contacto con la tierra, porque entonces se convierte en spa.

Quienes lo manejan deben conocer el alcance de la medicina tradicional, cómo calentar las piedras, porque si no, a la larga eso les puede causar daño a quienes hacen la preparación, ya que muchas veces utilizan gas en lugar de leña.

“Yo me la paso estudiando, física cuántica, medicina, todo lo que pueda abarcar porque vienen médicos, psicólogos, gente con mucho conocimiento a quienes necesito darles una respuesta correcta a sus preguntas, no se puede desconocer alguna enfermedad”, señala.

El temazcal no puede ser un negocio, pero sí necesita de recursos para allegarse de los principales insumos que se requieren.

¿Qué es un temazcal?

Físicamente lo describe como un iglú, pero lo importante es el trabajo que se hace adentro y las plantas que se utilizan: cuidar el concepto heredado por los abuelos. Es la medicina más antigua y más desperdiciada, que en esta pandemia se puso de moda porque la gente buscaba subir su sistema inmunológico para alcalinizar el cuerpo.

En ellos se usan 400 piedras volcánicas que se calientan al rojo vivo. Esas piedras salen del volcán cuando explotan, como lava y se solidifica con el aire, pero guardan todos los minerales y cuando se vuelven a calentar y se les pone agua el vapor sale con minerales y produce algunos efectos de ionización.

La ionización, refirió, es electricidad a nivel atómico, lo cual ayuda mucho al sistema inmunológico sobre todo en el ADN, dándole más información para que los procesos se alarguen y existan datos para arreglar al cuerpo.

“Lo que hace el temazcal es mantener esa información, independientemente de que se utilizan las hierbas posparto que nos ayudan a subir el sistema inmunológico” relata.

Explica que se trata de 21 hierbas y en ocasiones es muy complejo encontrar todas, “pero las más importantes son la ruda, el eucalipto, el romero, la menta, la santa maría, entre otras que se calientan. Cuando se abre el poro entra el vapor y como algunas son regeneradoras ayudan a sanar, a matar bacterias y parásitos.


“Dentro del temazcal se produce aproximadamente medio litro de sudoración, lo cual permite que se limpie todo, salga lo malo, se limpie todo como si corriera 42 kilómetros, beneficiando a todo el sistema.
Se acompaña de un ritual con cuatro puertas, cuatro veces se abre la ceremonia para dejar entrar un poco el aire y volver a cerrar, quedando a oscuras para ayudar a la glándula pineal a liberar diversas sustancias en el cuerpo.
Para entrar es necesario despojarse de creencias, dejar afuera al personaje, lo que creemos que somos o no somos, los problemas, lo que tienes o te hace falta, el pasado o futuro, es un momento para vivir exclusivamente el presente. Si alguien quiere llorar, compartir un problema lo puede hacer, totalmente a oscuras, a 80 grados, envueltos en diversos aromas”.

La estancia dentro del temazcal dura dos horas, repartidas en cuatro ceremonias. El ingreso es paulatino, con los brazos extendidos, libres, con una limpia que hace el maestro Armando para liberar al cuerpo y al espíritu. Cada uno va con un ramo de plantas para limpiarse; en el interior se ofrenda un té caliente de jengibre y frutas calientes; se tocan instrumentos prehispánicos y se hacen algunos cantos como parte del ritual en el cual la gente se libera de todo y trabaja en curarse a sí misma.

En este tipo de actividades, dijo, “se busca la espiritualidad, esa realidad que no nos permiten vivir porque existimos en creencias que no son reales, a través de la familia, de la sociedad, de la religión, de las culturas; por eso tenemos problemas de enfermedades; lo que hacemos es volver a ese pensamiento antiguo para volver a pensar por nosotros mismos”.

El objetivo es reescribir la historia. Entender que la parte física no se puede cambiar, es decir, la edad, la estatura, los ojos y muchas otras cosas más, pero sí hay mucho que se puede modificar, las ideas, las creencias; no es solo sudar, sino obtener un beneficio psicológico, mental del alma, lo cual genera un servicio completo.


¿Quiénes acuden?

A esta práctica cualquier persona puede entrar, desde que están en el vientre, incluso es recomendable para no tener dolor en el parto. En la antigüedad las mujeres parían dentro y regresaban para desinflamar todo.

Por eso a este temazcal acuden personas de todas las edades y dependiendo de ellas los ubican en espacios con mayor o menor calor. Las madres que entraron embarazadas, ahora llevan a sus hijos de 15 o 20 años.

La búsqueda es por la salud física y mental, lograr equilibrios, controlar enfermedades como la diabetes, de manera que una persona no llegue a altos niveles, incluso por problemas de cáncer, sin que esta alternativa “esté peleada” con la medicina, con la cual se complementa.

El tiempo durante el cual debe acudir, cada persona lo sabe de acuerdo con sus necesidades propias. Algunos se acostumbran al calor, que luego su cuerpo busca sudar para liberarse de esas toxinas y por eso sigue acudiendo, como ocurre con el deporte.

Relata que “el sudar ayuda al organismo, tanto que a la gente le dan ganas de correr, brincar, pensar más, estar libres, ayuda a entender que muchas enfermedades son 98 por ciento psicológicas y solo 2 por ciento físicas; se busca que la gente olvide lo que tiene y deje de apropiarse de su enfermedad con frases como mi cáncer, mi dolor, mi diabetes, donde psicológicamente las aceptan para toda la vida.

“Aquí tomamos las riendas de tus enfermedades y puedes reescribir tu historia. Entendemos que la gente no reconoce al otro, por lo cual cuando la criticas y dañas el subconsciente en realidad te daña a ti mismo”, asegura.

Algunas de las personas están muy contentas de ir. Es el caso de Rodrigo Moreno, quien tiene 14 años acudiendo para aprovechar esta tradición y sentirse bien física, espiritual y mentalmente.

En el caso de Jovita, son ya 12 años acudiendo cada semana. “Me ha ayudado mucho en lo físico, emocional y en la parte espiritual, también en el entendimiento y la visión de la vida. Me da más pila, me hace más feliz, más segura, libre y entusiasmada por la vida”, refiere finalmente

MMCF

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