Las obras del Tramo 5 Sur del Tren Maya, que va de Playa del Carmen a Tulum, contemplan el cambio de uso de suelo en 485 hectáreas de selva mediana subperennifolia “por desmonte” para el trazo del tren y caminos de acceso, por lo que, acusan, serán afectadas especies en peligro de extinción como el mono araña, ocelote y puma.
Además, la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) advierte del riesgo severo de hundimientos y derrumbes durante las obras por la operación de maquinaria, así como durante el funcionamiento del tren, que estará a cargo de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
“La ejecución del programa durante la etapa de construcción del Proyecto Tren Maya es responsabilidad del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) Tren Maya, mientras que en la etapa de operación durante la vida útil del proyecto estará a cargo de la Sedena o quien resulte responsable de la operación, para lo cual se realizará conforme a lo establecido en la legislación”, indica el Resumen Ejecutivo de la MIA en su modalidad regional.
El estudio fue elaborado por el Instituto de Ecología (Inecol) y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), y presentado para su evaluación ante la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) el pasado miércoles; mientras las obras se mantienen detenidas por amparos obtenidos por grupos ambientalistas.
El documento de 86 páginas advierte impactos adversos severos por: “Afectación al sistema kárstico por hundimientos y derrumbes en las zonas de riesgo kárstico por operación de maquinaria. Afectación a las zonas kársticas en las zonas de riesgo derivado de las vibraciones por la operación del tren. Afectación al sistema kárstico en zonas de riesgo y puntos críticos”.
Entre otros impactos, también se prevé afectación de las características fisicoquímicas del agua subterránea por generación manejo, almacenamiento y disposición inadecuados de residuos sólidos urbanos, líquidos, de manejo especial y peligrosos.
Aunque a lo largo del documento se reconocen las diferentes afectaciones al sistema kárstico, “concluye que en total se generarán impactos ambientales no significativos”.
Impactos a flora y fauna
La MIA califica el desmonte de 485 hectáreas de selva como un “impacto adverso crítico” que conlleva daño a especies de flora y fauna enlistadas en alguna categoría de riesgo. En el Sistema Ambiental Regional del proyecto, los especialistas reportaron 268 diferentes especies de flora, de las cuales, verificó que hay 12 con alguna categoría de riesgo.
En cuanto a la fauna, se detalla que existen 113 especies de herpetofauna: 23 anfibios y 90 reptiles; de los cuales 10 especies se encuentran en alguna categoría de riesgo. Además, registraron 127 especies de aves, de ellas, 27 se encuentran enlistadas en la NOM 059 y la Lista Roja de especies amenazadas.
Según la literatura, hay 109 especies de mamíferos terrestres, 61 corresponde a murciélagos; al realizar los muestreos en campo encontraron que las especies más abundantes son el coatí de nariz blanca (Nasua narica), seguido del ratón de patas blancas (Peromyscus leucopus); tras este se encuentra la rata trepadora de orejas grandes (Ototylomys phyllotis), así como el ratón yucateco, el mono araña, el agoutí centroamericano (Dasyprocta punctata), el zorro gris (Urocyon cinereargenteus) y la ardilla yucateca (Sciurus yucatanensis).
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“De las especies registradas en ambos años de muestreo en el TM-T5 sur, tres especies (20 por ciento) se encuentran en alguna categoría de riesgo para su conservación”, indicaron.
En el plano nacional, con base en la NOM-059- SEMARNAT-2010, se registraron tres especies peligro de extinción: el ocelote (Leopardus pardalis), el tayra (Eira barbara) y el mono araña (Ateles geoffroyi), este último también en la Lista Roja de la UICN; mientras que la CITES anexa al jaguarundi (P. yagouaroundi), el ocelote (Leopardus pardalis) y el puma (Puma concolor).
Además, los expertos que elaboraron el estudio reconocen que “existen gran cantidad de dolinas, cenotes, microcúpulas kársticas, lagunas y llanuras de inundación, estas últimas con dimensiones de metros hasta kilómetros”, por lo que proponen medidas de mitigación para evitar daños, entre las que proponen coordinar con las áreas operativas de la contratista la ejecución adecuada.
Indican que los impactos generados se producirán en la etapa de preparación del sitio y construcción, mientras que en la etapa operativa y de mantenimiento serán mitigables.
“Dentro de los impactos observados debido a la realización del proyecto, destacan aquellos relacionados con el agua, en particular los relacionados con los procesos hidrológicos, que resultan de la posible interacción en el Tramo 5 Sur del trazo del proyecto con los sistemas kársticos, los cenotes, los flujos subterráneos y la posible afectación de la conectividad hidrológica natural”, señalaron.
Detallaron que es necesario poner atención al balance hídrico local, para que sea mínima la alteración de los escurrimientos superficiales, la reducción de las áreas de infiltración y de evapotranspiración, además de conservar la integridad de los flujos subterráneos de tal manera que se preserven los ríos subterráneos.
Por otro lado, llamaron a poner atención al manejo de las aguas residuales, aceites y combustibles, para que se asegure que estos no entren en contacto con las aguas subterráneas, a efecto de evitar su contaminación.
Entre las estrategias de mitigación, propusieron diversos programas, entre ellos, de reubicación de fauna, pasos de fauna, vigilancia ambiental, manejo integral de residuos y calidad del aire.
LP