Ante los problemas económicos que están enfrentando las familias por la pandemia de la covid-19, los préstamos informales están aumentando y, con ello, el riesgo de un mayor número de problemas tanto para quienes otorgan los recursos como para quienes lo solicitan.
María Teresa Herrera Teague, egresada de la Licenciatura en Banca e Inversiones de la Universidad de las Américas Puebla (Udlap) y especialista certificada como asesora en estrategias de inversión por la Asociación Mexicana de Instituciones Bursátiles (AMIB), comentó que los préstamos monetarios informales se traducen en distintas problemáticas, desde discusiones, cobros “a la brava”, distanciamiento y hasta el incumplimiento de la deuda.
Advirtió que existen prestamistas o agiotistas, quienes tienen métodos extremos para cobrar el dinero, lo cual se convierte en un dolor de cabeza y, además, se tienen que pagar altos porcentajes por los recursos solicitaron.
“En caso de haber un incumplimiento, lo aconsejable es tratar de resolver las cosas por las buenas, que lleguen a un acuerdo, siempre es posible hacer una reestructuración, es decir un nuevo plan de pagos para que la deuda se liquide”, apuntó.
Comentó que, en el país, los prestamos monetarios informales son mayores a los formales porque existe una falta de inclusión financiera y dificultad para conseguir un crédito bancario ante diferentes requisitos que se requieren cumplir.
Señaló que, ante alguna complicación económica, gran parte de las personas se acerca a familiares, amigos o terceros para acelerar el proceso de obtención de un crédito; sin embargo, los riesgos son altos y pueden aumentar los problemas.
“Una emergencia, un nuevo proyecto, la liquidación de un pendiente y muchas otras cosas más, hacen que una persona requiera pedir dinero prestado. Las opciones son reducidas como acudir al banco, con un familiar, con un amigo o con un conocido; sin embargo, las contrariedades son variadas, tanto para solicitar como para pagar”, resaltó.
Las personas que suelen recurrir a familiares o amigos con posibilidades económicas, pueden enfrentarse a situaciones complicadas y hasta tormentosas, ya que las condiciones de préstamo no son adecuadas y la deuda se llega a multiplicación.
Para reducir las posibilidades de riesgo al solicitar un préstamo, es fundamental elaborar un contrato; ofrecer o pedir una garantía, aval o un respaldo para estar cubierto ante cualquier incumplimiento y, a la par, genera confianza a los involucrados de que todo se concretará.
“Es importante es tener cuidado con lo firmado, sobre todo si no es ante notario público, pues pese a haber una validez por la signatura, lo difícil sería probar que estas dos personas realmente lo firmaron en el momento que se dice o pueda haber algo turbio”, explicó la egresada de la Udlap.
mpl