Con restricción en la capilla de 20 personas, tiempos cortos, así como la nula oportunidad de cumplir el último deseo del ser querido, es como ahora se realizan en Puebla los velorios ante la pandemia del covid-19.
Cuando una persona muere, las salas de velación están repletas de familiares que buscan darle el último adiós a la persona que se adelantó y sin ningún problema se acercan para dar el pésame, un abrazo de ánimo y algunas palabras de apoyo.
Sin embargo, hoy en día dicha situación no puede darse, ante una curva grande de contagios en el país y en Puebla por el coronavirus; por ello, la familia de una persona que falleció solo puede despedir a su ser amado, rodeado sólo de 20 personas, quienes deberán portar un cubrebocas y mantener una distancia entre ellos, mientras velan al difunto.
Así lo vivió una familia poblana que perdió a su familiar y tuvo que darle el último adiós, sin un sacerdote que oficiará misa, ya que fue imposible encontrar a uno.
De manera constante el personal de la funeraria “Panteón Jardín” ingresaba a la capilla para contar el número de personas, a fin que no se excediera los 20 permitidos al interior, además que las flores blancas, que adornaban el salón estuvieron acompañados de diversos letreros haciendo énfasis sobre las recomendaciones al interior del establecimiento.
El café y el pan no faltaron en el velorio, colocados en una mesa a la entrada de la capilla compartiendo lugar con una botella grande de gel antibacterial. Tras una noche de pasar velando al familiar, llegó la parte del entierro. Al igual que el ingreso a la capilla, solo se tenía permitido 20 personas, por lo que la idea de una aglomeración, e incluso la contratación de un trío musical, mariachi, como en algunos entierros se acompaña, quedó en el olvido, pues de querer hacerlo, los músicos ocuparían el lugar de aquellos familiares que estaban en la lista para darle la despedida al ser querido.
Para aquellos que no conocen la funeraria “Panteón Jardín”, el establecimiento tiene en medio las capillas y sus alrededores están conformados de nichos para los restos cremados, y otras secciones por sepulcros. De tal forma, en el momento que la familia tenía que acompañar a su familiar para darle el último adiós y ser sepultado, solo 20 personas lograron acompañarlos, además que el proceso fue rápido, ya que el tiempo establecido así lo marcaba. Por lo anterior, la despedida fue difícil y apresurada.
A los 40 minutos terminó el sepulcro para dar paso al retiro del veintenar de personas, mientras los que no pudieron ingresar esperaban para dar las condolencias a la familia. En la periferia del panteón, los negocios de flores están cerrados, uno que otro medio abierto para aquellos servicios funerarios que se lleguen a presentar en la semana.
mpl