Son seres sin voz, pero con una gran inteligencia, capaces de mantener el orden, controlar una situación de riesgo y detectar sustancias u objetos prohibidos dentro de los Centros Penitenciarios y de Reinserción Social en el Estado de México.
Timi, Jako, Hien, Minos, Duncan, Klara, Hela, Ares, Rambo, Tintan, Desy, Muñeco, Lizy, Anubis, Bonnie, Duke, Mira y Bill son los 18 perros pastor belga y pastor alemán, que entrenan diario con elementos de la Subsecretaria de Control Penitenciario de la Secretaria de Seguridad del Estado de México (SSEM), para garantizar la seguridad de los reclusorios.
Jorge Ramírez, inspector y jefe de la Unidad Canina de la Subsecretaría de Control Penitenciario del Estado de México, aseguró que tanto los animales como sus manejadores están en constante capacitación para realizar operativos que permitan mantener el control en las cárceles.
“Nosotros participamos en algunos recorridos en los centros penitenciarios como cuando ingresa la visita o vehículos y también en algunos eventos que podríamos tener para búsqueda de estupefacientes o de objetos prohibidos".
“Nosotros realizamos operativos de inspección en todos los centros preventivos, esta es nuestra base, aquí recibimos las indicaciones y nos trasladamos a donde nos indiquen o nos requieran”.
Donación de EU
Explicó que 11 de los 18 ejemplares fueron donados por la embajada de Estados Unidos, son perros con un entrenamiento excepcional, capaces de detectar armas, narcóticos, teléfonos celulares y sustancias prohibidas dentro de los penales.
Mientras que los otros siete llegaron desde cachorros a la unidad en 2018, cuando fue creada la Unidad Canina por el gobernador Alfredo Del Mazo Maza; y pese a que tuvieron un entrenamiento diferente, los animales tienen la misma capacidad. En el Estado de México había unidades caninas para operativos a fin de inhibir la delincuencia en municipios, pero no existía una destinada al resguardo de las personas privadas de la libertad.
Por ello, en 2018 el proyecto fue una realidad y se abrió el primer y único espacio con estas características en el Centro Penitenciario y de Reinserción Social de Tepachico, de Otumba, en la región de las pirámides.
¿Cómo elegir un perro policía?
De acuerdo con Pedro Nieto Mendoza, médico veterinario, los perros deben elegirse bajo un protocolo, pues no todos son aptos para realizar trabajos de apoyo policial.
“Nosotros les aplicamos algunos test para saber si sirven para el trabajo que nosotros realizamos, aquí los entrenamos en guardia, predicción y en olfato, específicamente en búsqueda de narcóticos".
"El perro elegido debe ser muy juguetón, sumamente juguetón, muy inquieto con mucha fuerza, nosotros le llamamos ’drive’ que es intensidad, mucha posesión, mucha presa, mucho sentido de apego y que tenga alguna buena motivación”.
Entrenamiento diario
En circuitos instalados en un terreno especial es donde practican saltos, velocidad y detección de olores, así como en simuladores de dormitorios de los penales, donde se capacitan a diario.
Los nueve machos y nueve hembras entrenan ocho horas al día para realizar operativos por lo menos cuatro días a la semana, con el objetivo de resguardar la integridad de quienes laboran, de los reclusos y de las visitas. Aunque los caninos no han participado en un hecho real de peligro dentro de algún penal saben perfectamente cómo actuar durante un “Código Azul” en ésta simulación, que es cuando la persona privada de la libertad se pone agresiva con el guardia de seguridad, se niega a acatar órdenes y de inmediato se pide el apoyo para controlar la situación.
En espacios lo más parecido posible a una celda realizan sus entrenamientos, el presunto interno golpea al custodio, por lo que acuden sus compañeros con uno de los perros e ingresan al dormitorio para someter al agresor.
“En el Sistema Penitenciario el Código Azul significa que existe violencia de una persona privada de su libertad hacia un funcionario penitenciario, siguiendo todos los códigos de actuaciones y de acuerdo a la Ley Nacional sobre el uso de la Fuerza, esto nos permite hacer uso del semoviente canino para minimizar en lo posible los riesgos que puede haber hacia la persona privada de la libertad y hacia el oficial penitenciario y controlar de esa manera la situación para estabilizar el control”.
Antimotines
Una de las situaciones más peligrosas que se dan en los penales son los motines y estos héroes de cuatro patas también están capacitados para enfrentar estas situaciones.
En caso de que uno de los reclusos prive de la libertad a alguna persona que labore en el reclusorio o intente desestabilizar la situación entre los reclusos para generar una riña o motín; los canes están entrenados para atacar y controlar al sujeto.
Tan solo en segundos el perro ingresa a la celda y ataca para que deje de someter a la persona y abrir paso al ingreso de los elementos de seguridad y apoyan para que reciba atención médica si lo necesita.
JASJ