Vania Carranza se convirtió en madre cuando estudiaba la facultad tenía apenas 22 años. Ella forma parte de las 4.18 millones de madres solteras que hay en México, según datos del INEGI. Durante estos casi 18 años considera que una de las cosas más complicadas es poder organizarse en sus tiempos para ser madre, pero también para llevar el sustento a la casa y en caso de que no sea suficiente buscar otras opciones que le permitan darle una mejor calidad de vida a su hijo adolescente.
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“Todavía no cumple los 18 años mi hijo y su papá no le ha dado pensión alimenticia y si ha sido muy difícil eso de tener un hijo sola. Hasta he tenido que hacer que no es denigrante pero si he tenido que hacer cosas de limpieza en casas de amigas que me han ayudado y que me ofrecen limpiar la casa, pero con ese poco ingreso extra que me pueda dar para mí ya es un alivio”, aseguró.
Cuando supo que sería madre se casó con el padre de su hijo. Durante dos años él estuvo presente en la vida del menor. Tras su separación y una demanda por pensión alimenticia que interpuso, durante ochos meses depositó el 25% de su sueldo hasta que renunció a su trabajo y nunca más volvió a hacerse cargo de la manutención del hijo de ambos.
En su historia se han hecho presentes otras mujeres, su madre y hermana quienes al igual que otras tantas historias de madres solteras han sido su pilar y apoyo mientras ella trabaja.
Para el cuarto trimestre de 2022, según el INEGI siete de cada 10 madres solteras son económicamente activas, mientras que el 97% de ellas están ocupadas.
“Conté con el apoyo de mi familia que era mi mamá, mi hermana, mi hermano quienes eran los que me apoyaban para poderle dar los cuidados a mi hijo, la manutención en ese entonces yo ganaba muy poquito como 2 mil 500 pesos quincenales y ha sido muy difícil porque mi percepción quincenal nunca ha pasado de los 10 mil pesos”, señaló.
Vania consideraba que era muy joven para ser mamá pues a los 22 años siendo estudiante comenzaba su camino para formarse como universitaria se preguntaba si podría con la gran responsabilidad de educar a su hijo y de no solo ser una madre para él si no también la figura del padre ausente.
Hoy ha logrado construir un lazo fuerte con su hijo y la mejor recompensa para tantos años de sacrificio es el que ha podido educar a un hombre con valores y sensible a este tema. Actualmente su hijo está por cumplir 18 años y cursa el tercer semestre de preparatoria, mientras ella labora por las mañanas en el área de formación continua de la SEJ y por las tardes en la secundaria 88 en Tonalá.
“Son mujeres admirables las que han podido sacar adelante solas a sus hijos y que a fututo la recompensa es ver a nuestros hijos desarrollados a nivel profesional o emocionalmente que estén estables”, puntualizó.
MC