La sed de los pobres: vivir sin agua junto a la presa

En estas comunidades, de mayoría mazahua, es necesario acercarse a los pozos y llevar el agua con carretillas o burros hasta por tres horas.

La ausencia de servicios es frecuente y la pobreza es un común denominador. (Tania Contreras | Gráfico: Enrique Maya)
Mario C. Rodríguez
Toluca /

A pesar de que sus casas están ubicadas en la orilla de la presa de Villa Victoria, uno de los cuerpos de agua que alimenta el Sistema Cutzamala, cientos de habitantes carecen del líquido en sus domicilios.

La ausencia de servicios es frecuente y la pobreza es un común denominador. Para llevar el recurso con el que se bañan, cocinan, limpian su casa o alimentan a sus animales, es necesario acercarse a los pozos y llevarlo con carretillas o burros hasta por tres horas, relató Diana, una de las habitantes que sufren de esta problemática.

“Tenemos que acarrear el agua como a 100 metros, pero ahorita no hay, tenemos que ir a buscar para tomar y para lavar pues ir hasta el río también… Exigimos que nos echen agua porque estamos batallando para salir a conseguir”.
Índices

de marginación

El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) considera que Villa Victoria cuenta con altos índices de pobreza y marginación. Coincidentemente las comunidades aledañas a la presa como Ejido las Peñas, San Felipe de la Rosa, casas Coloradas, Ocotillos, Loma el Lienzo, son las más golpeadas por este fenómeno.

El asunto con este municipio es que en su mayoría es rural, por lo que las comunidades están alejadas tanto de la cabecera como de otros espacios urbanos y los servicios resultan escasos.

María también es oriunda y vive en San Felipe de la Rosa, desde hace 37 años. La problemática no es nueva en absoluto. Ahora que es madre precisó que recuperan el agua que cae producto de la lluvia para el aseo de la casa y la limpieza personal, ya que en ocasiones anteriores han manifestado problemas de tipo estomacal por beberla, por lo que la ausencia se ajustó a su modo de vida.

“Es difícil porque tenemos que acarrear y sí como verán pues está lejos... nada más en temporadas donde no llueve es cuando venimos a lavar porque cuando llueve llega la creciente, el río está sucio y nos tenemos que ir hasta la presa”.

La premisa es clara: ella quiere el servicio de agua potable hasta su domicilio en un acto de justicia, ya que parece surrealista que viva junto a la segunda presa más grande del Sistema Cutzamala, que es considerado como uno de los acueductos más grandes e importantes por su diseño en el mundo, y que no cuenten con el recurso.

“Lo que me causa incertidumbre es por qué no tenemos agua teniendo la presa cerca, y sí tenemos que sufrir... como les digo, siempre nos prometen, vienen y nos engañan y ya llevamos varios años sin el agua”.

Aunado a ello, tuvieron que sortear la crisis del coronavirus sin una sola gota entubada, aunque el recurso del que carecen es ampliamente utilizado en la desinfección e higiene. “Sí nos afectó bastante porque nos decían que no fuéramos a salir y sí salíamos, nos arriesgábamos, porque como no tenemos agua en la casa, ¿quién nos va a llevar?”.

KVS

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