La hegemonía del patriarcado presenta una de sus manifestaciones en el aumento de la violencia digital contra las mujeres en México y en diferentes partes del mundo. La violencia constituye un obstáculo para el logro de la paz en los espacios públicos y privados.
En los puntos anteriores coincidieron Rosario Arrambide González, directora del Instituto de Derechos Humanos Ignacio Ellacuría (IDHIE) de la Universidad Iberoamericana Puebla; Luisa Ortiz, representante de Vita Activa; Alex Argüelles, colaboradora de la organización Ciberseguras; y Karen Vergara, integrante de Colectiva Mechaen Chile.
Durante el conversatorio sobre la violencia de género en espacios digitales, organizado por la Ibero Puebla, Arrambide González resaltó que el acompañamiento comunitario atravesado por la sororidad y el espíritu transformador motiva a organizaciones de mujeres a protegerse colectivamente y expresarse con libertad en la red.
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Comentó que existen tres hegemonías que imperan en el mundo: el capitalismo, el racismo y el patriarcado.
“De ellas, la tercera enfrenta múltiples resistencias que se traducen en convergencias sociales para su acotamiento y eventual desaparición. Para lograrlo, es necesario identificar las manifestaciones, de esta hegemonía para comprenderla y hacerle frente”.
Todas las personas que no sean varones heterosexuales viven algún tipo de violencia; la digital es una modalidad que se manifiesta en plataformas y dispositivos de internet y puede vulnerar a cualquier usuaria. Así lo valoró, Lulú Barrera, representante de Luchadoras.
Luisa Ortiz, representante de Vita Activa, explicó que antes de la pandemia, la colectiva mexicana recibía múltiples peticiones de ayuda por el estrés que se genera cuando una persona recibe amenazas de difusión de contenido íntimo sin consentimiento, problema que registra un aumento durante la pandemia.
“Tras ocho meses en confinamiento, han recibido llamadas de personas que venden sus fotografías íntimas para obtener ingresos, lo cual deriva en múltiples formas de extorsión y evidencia la inseguridad económica que viven muchas mujeres”, explicó.
Comentó que existe un amplio estigma social en cuanto al uso de las tecnologías como un espacio de expresión sexual; y aunque ha cambiado el discurso público, la problemática recae en la ruptura del pacto de confidencialidad entre dos personas.
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Por su parte, Alex Argüelles, colaboradora de Ciberseguras, destacó que están aumentando los actos de desacreditación y censura a las mujeres que denuncian prácticas violentas y buscan la incidencia social.
“Estas violencias surgen como una especie de castigo instaurado por las estructuras patriarcales”, expresó la activista.
Karen Vergara, integrante de Colectiva Mecha, en Chile, comentó que falta robustecer el marco normativo en materia de violencias de género que se presentan en diferentes ámbitos, entre ellos, los mundos virtuales.
“Las organizaciones sociales y la Cámara Baja han supuesto respuestas subversivas que proponen nuevos marcos normativos con perspectiva de género y derechos humanos”, expresó.
mpl