El esplendor de los 29 vitrales de la Basílica Catedral de Puebla que presentan coloridas escenas religiosas se traduce en una magia, en una luz de misticismo que eleva a quienes están en su interior a un nivel especial y único.
Francisco Vázquez Ramírez, rector de la Catedral de Puebla, definió a los vitrales como los espacios arquitectónicos que permiten que ingrese una luz que se traduce en colores y en experiencias especiales en diferentes momentos del año.
“Para la Catedral, un vitral es una ventana de luz que traduce en belleza. Cada uno tiene la colocación debida para que el sol, a lo largo del año, vaya penetrando e iluminando de diferente forma a la catedral”, apuntó.
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En entrevista para MILENIO Puebla, el religioso comentó que cada celebración religiosa en la Catedral de Puebla es diferente; y, en especial, existen dos fechas en el año, cuando la luz ingresa por los vitrales generando una magia especial.
“Es una magia. Como celebrante, tengo enfrente el coro y el facistol —gran atril donde se colocan los libros corales—. Dos veces al año, una en abril, el 18 de abril; y otra el 18 de agosto, cuando entra la luz y pega directamente a los libros del coro. Entra una luz azul esplendorosa, esto da una luz de misticismo. Estás parado en otro espacio”, explicó.
Para María Teresa Cordero Arce, directora de Conservación de la Arquidiócesis de Puebla, los vitrales dan un cobijo para quienes ingresan a un espacio sagrado y provocan que una persona se sienta en un lugar diferente para experimentar un contacto especial.
“No es tanto que creamos o no en Dios, pero sí sabemos que existe algo más. Ese tipo de luz que ingresa por los vitrales, los colores, hacen que se sienta esa necesidad de comunicarse con el ser espiritual, creas en lo que creas”, apuntó.
La historia de los vitrales
Cuando la Catedral de Puebla fue consagrada por el obispo Juan de Palafox y Mendoza, el 18 de abril de 1649, los vitrales que actualmente se aprecian no existían. Fue hace unos 120 años cuando se colocaron.
María Teresa Cordero Arce, directora de Conservación de la Arquidiócesis de Puebla, explicó que, a pesar de que en su diseño original los vitrales no estaban proyectados, Palafox y Mendoza sí pidió espacios para que se presente una iluminación especial al interior del recinto religioso.
“Juan de Palafox sí pensó en la luz. Cuando él llega, el proyecto estaba hasta el capitel de las columnas de las naves. Se pensaba que en ese punto fuera el techo de la Catedral, se colara una losa. Palafox dice que la Catedral sería muy oscura y da la indicación de que se cambie el proyecto y se levante el clasistorio por donde están las ventanas. Entonces, Palafox sí pensó en la luz, no en los vitrales. Sí padeció para consagrar a la Catedral en 1649. Pensó en una luz especial para el espacio”, apuntó.
Fue en el año 1900 cuando en la Catedral de Puebla se comenzaron a cambiar las ventanas de vidrios transparentes por vitrales. Los 10 más antiguos son de origen alemán y fueron solicitados por catálogo al Real Establecimiento de Baviera de F.X Zettler, posteriormente llamada Casa Mayer de Alemania.
La actual empresa Franz Mayer, que cuenta con el título de Instituto Pontificio de Arte Cristiano, por el Papa León XII, imprimió en los vitrales de la Catedral su sello: pintura y un fuerte colorido, figuras proporcionadas, y equilibradas y dibujos de calidad, características del arte de los vitrales que se conoce como el estilo Múnich.
“El estilo Múnich de los vitrales de catedral de Puebla se caracteriza por conjuntar el naturalismo, con una magnífica manufactura en el pintado del vidrio, se usan óxidos, se hornea y se ocupa el polvo de oro”, apuntó Cordero Arce.
Los vitrales de origen alemán están ubicados arriba de los retablos de remate de las naves de la epístola, Arcángel Uriel; y del evangelio, Arcángel Chamuel; en las del transepto, san José y la Virgen de la Concepción; y en la fachada, Sagrado Corazón de Jesús, Arcángel San Gabriel y Arcángel San Raphael. El resto de los vitrales son de época más reciente y se atribuyen a diferentes autores.
“En 2017, cuando se realizan los trabajos de restauración, nos enteramos de que los primeros vitrales son alemanes y no italianos. Se pensó que los vitrales de la Catedral eran italianos por la manufactura tan perfecta, pero se descubre que son alemanes. Se bajan los vitrales y empezamos a encontrar los vitrales de la Casa Zettler. Increíblemente, la empresa todavía existe. Después de la II Guerra Mundial, la empresa existe y tuvimos la oportunidad de contactarnos. Ellos nos platicaron que los vitrales fueron encargados por el obispo de la época por medio de un catálogo que todavía existe. En ese tiempo se hacen 10 vitrales con un estilo muy particular, el Múnich”, comentó.
La directora de Conservación de la Arquidiócesis de Puebla explicó que las piezas de los vitrales de origen alemán se elaboraron en la Casa Zettler; mientras que en la angelópolis fueron armados para colocarse en la Catedral.
“Mandaban las piezas y aquí se armaban los vitrales. En Alemania se fabricó el vitral y se armaron aquí con plomo. El plomo, después de 110 años, empieza a tener deterioro. Fue necesaria una restauración, se cambió el plomo que es con lo que se unen los vitrales”, resaltó.
En 2017 se realizó un proceso de restauración de los vitrales de la Basílica Catedral de Puebla, con el objetivo de recuperar su esplendor tanto para Puebla como para el mundo.
“Era necesaria una restauración. Se hace la restauración con el cambio de plomo, de piezas que estaban rotas. Encontramos algunos balazos como parte de la historia de Puebla por las diferentes grescas. Se detectó que la música y hasta las vibraciones afectaron a los vitrales”, comentó.
Actualmente, el vitral más grande de la Catedral de Puebla es el dedicado al Sagrado Corazón de Jesús, el cual se ubica en la parte frontal y mide 3.55 metros por 2.6 metros; mientras que en el resto aparecen los arcángeles, san José, quien es patrono de la ciudad y está viendo hacia el zócalo; y del otro lado, la Virgen de la Concepción. La Catedral Basílica de Puebla tiene como advocación a Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción.
Francisco Vázquez Ramírez, rector de la Catedral de Puebla, explicó que los primeros 10 vitrales cuentan con una simbología que se relaciona con los arcángeles y con los patronos del edificio religioso; posteriormente, se tomaron en cuenta a las vírgenes y santos que se veneran en las capillas.
“Los vitrales están colocados con una simbología. Los 10 primeros vitrales tienen la simbología de los arcángeles y de los patronos de la catedral. Posteriormente, en cada capilla, siete en la parte norte y siete en la parte sur, no tienen todos sus vitrales. Se hicieron nuevos vitrales teniendo en cuenta a quien preside la capilla: la Virgen de la Soledad, san Nicolás de Bari. De cada imagen que se venera se logró obtener una iconografía para tenerlas en los vitrales”, apuntó.
Para Vázquez Ramírez, los visitantes de la Catedral no pueden perderse de ver los vitrales dedicados a san Miguel, la Virgen de la Concepción, san José y san Gabriel.
“Los vitrales que están a la entrada y los que están arriba de las capillas, no pueden dejar de ser vistos por los poblanos ni por los visitantes. Todos los vitrales son muy bonitos. En el día tienen un efecto; mientras que en la noche se coloca un faro, un reflector, que permite verlos. En la noche, desde el Zócalo se pueden ver los vitrales porque las capillas están iluminadas”.
María Teresa Cordero Arce, directora de Conservación de la Arquidiócesis de Puebla, destacó que el valor de los vitrales de la Basílica Catedral es incalculable y muestran los resultados de las influencias de diferentes tiempos, así como los estilos de los obispos que han encabezado la diócesis.
“El valor de los vitrales es incalculable, es representativo del valor de un tiempo. No hay dinero que alcance para decir que eso vale el patrimonio”, finalizó la especialista.
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