La contingencia sanitaria del covid-19 vino a reforzar la fe católica de los poblanos y dejó la enseñanza de vivir en armonía entre todos, así lo consideraron los integrantes del Grupo de Voladores de la compañía Cuetza Oficial de la junta auxiliar de Ayotzinapan, perteneciente al municipio de Cuetzalan.
Se trata de la primera compañía que cumple con todos los protocolos y medidas sanitarias para realizar esta actividad en su primer fin de semana de reactivación, además destacan que dos de sus seis integrantes son mujeres, quienes con valentía rescatan las tradiciones de su municipio.
En entrevista con MILENIO Puebla, José Luis Hernández Morales, coordinador de la compañía, expresó que esta pandemia cambió la forma de vida del ser humano, pero también reforzó la fe y creencias de los ciudadanos. Destacó que su responsabilidad también dio un giro de 180 grados, debido a que en la actualidad la prioridad es mantener los protocolos sanitarios de cada uno de los voladores, además de su integridad.
“Debemos cumplir con las medidas y protocolos sanitarios como es el usar el gel antibacterial, y de cubrebocas bordados por las artesanas del municipio con el propósitos de que no se pierdan nuestras raíces”, resaltó.
Asimismo, destacó que la contingencia sanitaria también cambió la dinámica del volador, debido a que el uso de la mascarilla es una de las protecciones que se dificulta en la práctica al volar, pues el personaje del Caporal, requiere ir descubierto de la cara.
Además, narró que este tipo de protección a una altura alta es complicado, pues los integrantes tienen la sensación de que se les va el aire, a lo que refirió que fue difícil la adaptación y coordinación con el mismo.
“Me siento orgulloso que sea la primera compañía en salir del municipio. Luego de estar en confinamiento por cinco meses y contar con este plan sanitario y con un cubrebocas que nos identifica y es algo que nos fortalece”, expresó el entrevistado.
A su vez Arturo Díaz, volador de Cuetza Oficial, señaló que la pandemia “golpeó” la cultura, por ello al no realizar su danza ha sido difícil desde el aspecto espiritual y la preparación día a día con sus compañeros vivir la contingencia sanitaria.
“Ese es el mensaje principal de toda esta situación, por lo que debemos vivir en armonía y equilibrio con las personas que convivimos y en lugar en donde vivimos. En mi caso sirve para reforzar las creencias y un espacio para reflexionar, además de emprender una vida diferente”, subrayó el integrante de la organización.
Destacó que la actividad que realiza es por pasión para conservar sus tradiciones, ya que en el tema económico no es una forma de vivir, debido a que la danza es algo que los identifica.
“Extrañaba volar, es una de las cosas que amo hacer en la vida. Tengo 22 años dedicándome a la danza, con estos cuatro meses con la pandemia, sin duda te pones a reflexionar y algo muy duro a lo que te enfrentas, pues llevo más de la mitad de mi vida danzando”, resaltó el volador.
Por último, indicó que el estar alejados de la urbanización el riesgo de contagiarse del virus fue bajo y ninguna persona que se dedica a danzar resultó afectada
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