Ya no me siento relegada por la sociedad: beneficiaria

Madre, relata los beneficios personales que se derivan de programas sociales como el Salario Rosa.

Destaca la generación de oportunidades. (Especial)
Alicia Rivera
Cuautitlán Izcalli /

“El gobernador Alfredo Del Mazo nos está dando una fuente a nosotras las mujeres para no ser relegadas por la sociedad. El Salario Rosa es un programa muy productivo, estamos siendo productivas, primero porque nos ayuda a darnos cuenta por nosotras mismas que servimos para muchas cosas, no solo para lavar, planchar o hacer de comer; vamos más allá, el saber que, en nuestras horas libres, podemos generar un ingreso para nuestra familia”. 

Con un actitud abierta y positiva, Araceli Santana García, soltera, madre de un joven de 18 años recién graduado de la preparatoria, narró que desde hace año y medio es beneficiaria del programa, pero cuando supo que también podía capacitarse en cursos gratuitos, se inscribió en bisutería y globoflexia. 

“Me han resultado muy benéficos, porque hago pulseritas y aretitos para mis vecinas, eso me ha generado otro recurso para vender regalos y poco a poco vamos creciendo. Con la globoflexia he tenido muy buena respuesta, mis vecinas me alquilan cuando van a tener una fiesta, ya hemos adornado en baby shower y XV años, y eso es un ingreso extra para ayudar a mi hijo con sus estudios”. 

Comentó que desde que estaba en el curso que duró 3 meses, empezó a trabajar y con el apoyo de la maestra adornó una escuela para el Día de las Madres. 

Araceli recuerda que cuando se embarazó a los 20 años de edad, decidió no contraer matrimonio con el papá de su hijo, porque se dio cuenta de ciertos detalles que llevarían al fracaso su matrimonio. Asumió la responsabilidad de luchar para darle lo necesario a su vástago. 

“Él era complicado y yo me puse a pensar ¿cómo quieres que sea tu vida? ¿Qué tu hijo vea golpes, carencias y que te lastimen? En ese momento dije, ‘puedes salir adelante’, a lo mejor también fui egoísta, porque quizá a mi hijo le hizo falta un padre, pero no una persona que nos agrediera, pues viviríamos una situación difícil. Lo puse en una balanza y decidí quedarme sola con mi hijo”. 

Comentó que trabajó haciendo limpieza en casas, pero ahora que sabe bisutería y globoflexia, tiene planes a largo plazo, “ahora lo veo como una consultoría de decoración, podemos hacer más grande este proyecto y no solo puedo ser yo, también mis amigas, es crecer para estar mejor”. 

“Soy de Valle de las Flores, tengo 30 años radicando aquí, en Cuautitlán Izcalli. Vivo con mi mamá, la casa es de ella, vivimos los tres. Siempre fui madre soltera, pero eso no me limitó para sacar adelante a mi hijo, a lo mejor no se le da mucho, pero creo que se le ha dado lo necesario, lo suficiente como para que sea una persona de bien”, concluyó.

LC

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