Visiblemente cansada, con pies ampollados, con kilómetros andados a cuestas, y con un futuro incierto, Dinorah, nacida en El Salvador, es una de las 7 migrantes mujeres que actualmente son apoyadas en la Casa Indi, en Monterrey, que, a pesar de todo, mantiene la fe puesta en lograr “la victoria y llegar al otro lado”.
Aunque, reconoció, existe un plan B en caso de no lograr ese objetivo: quedarse en México o recibir el supuesto apoyo que existe por parte de países como Canadá o España.
La mujer compartió con MILENIO Monterrey que fue hace un mes que salió de su país debido a la inseguridad, a las extorsiones de las que era víctima y a que su vida estaba en riesgo.
Por ello, dijo, se unió a esta travesía, la cual realiza sin acompañamiento de familiares, con el fin de poder dar a sus hijas y su madre, una mejor calidad de vida, gracias al trabajo que pueda conseguir.
“Aquí sigo confiando en Dios, porque desde que salí le pedí que me ayudara y me pusiera gente buena en el camino y confío en él para que pueda tener la victoria y llegar al otro lado, la fe no la pierdo”, enfatizó.
Según esta mujer salvadoreña, al menos les falta un mes más para llegar al punto cumbre de esta caravana de migrantes que está en los ojos del mundo e instalarse afuera de los Estados Unidos, para pedir asilo en ese país. De no conseguir esa meta, dijo, y si aún se conserva con vida, buscaría empleo en la frontera o en otros países.
“Si no llegara a pasar y tengo la oportunidad aquí en México, en frontera, yo me quedo trabajando, yo no puedo regresar a mi país.
“Igual si Canadá, porque se nos rumoró que Canadá y España nos querían apoyar, igual si ellos nos apoyan, yo estoy dispuesta a irme a trabajar por un futuro mejor para mis hijas, y mi mamá”, dijo.