En las zonas rurales y periurbanas del estado de Puebla se presenta una crisis relacionada con vacíos urbanos con potencial para el desarrollo ante un panorama de diferentes problemas de gobernanza.
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Emma Morales García de Alba, investigadora del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (Iteso), destacó que los retos urbanos actuales son multifactoriales y ambiciosos ante la obsolescencia de los modelos urbanos.
“Las recomendaciones de instancias internacionales pueden resultar en inacción. El sector público ha preferido soluciones puntuales a nivel de calle que salen en la foto rápido y muestran que hay interés. Esto deriva en la obsolescencia de los modelos urbanos por la atención a problemáticas de fácil solución”, destacó.
En foro especializado de la Universidad Iberoamericana Puebla, Morales García de Alba comentó que, ante los entornos de crisis múltiples, existen alternativas para recuperar el tejido social, como es la sustitución de los centros comerciales por grandes manzanas y la reparación de espacios habitacionales, zonas públicas y espacios naturales.
En el país, el desarrollo urbano ha explorado diferentes formas de crear ciudades tan funcionales como bellas; y los resultados han derivado en la marginación de las mayorías empobrecidas, explicó la investigadora.
De manera adicional, en los suburbios surgió una crisis en dimensiones sociales, económicas, ambientales y sanitarias; mientras que las personas conviven menos e invierten más en mantenimiento.
“A pesar de que existen organizaciones vecinales, ya llegaron al punto de la obsolescencia. No tienen la capacidad de darle mantenimiento a sus propias calles. Los conjuntos suburbanos, se encuentran en decadencia”, expresó la investigadora.
De forma adicional, los desastres naturales de los tiempos recientes demuestran que las grandes ciudades se encuentran en crisis y, en muchos casos, el ordenamiento urbano ha relegado los sistemas de planeación en favor de los sistemas que prometen ser disruptivos, pero se basan en la inmediatez.
Las ciudades fueron diseñadas para que las personas asuman el espacio público como peligroso y decadente, tendencia heredada de la Revolución Industrial y que se expresa en aspectos como el transporte, la densidad de población, la tecnología y la planeación de desarrollo.
La nueva crisis urbana de mediados del siglo XX condicionó las políticas de planeación de los años por venir y se dio pie a un modelo de urbanización diferenciado y a la desaparición de muchos espacios de vida”.
“En los años 90, el paradigma giró hacia el desarrollo económico para el rescate de las ciudades. Los teóricos de la época propusieron soluciones relacionadas con la creación de empleos, reconstrucción de barrios urbanos, creación de distritos comerciales, oferta de viviendas asequibles y garantía de seguridad social”, comentó.
CHM