Son los ojos de los pilotos en tierra o en el aire, su misión es coordinar autoridades civiles y militares para que las aeronaves despeguen o aterricen, ya sea en una pista o en algún terreno de difícil acceso, en operaciones de seguridad o para auxilio a la población.
Con diademas y binoculares, estos avistadores de aeronaves vigilan a 33 metros sobre el nivel de pista, desde lo alto de la torre de control de la Base Aérea Militar Número 1 en Santa Lucía: son controladores de tránsito aéreo y su función es fundamental para las tareas de la Fuerza Aérea Mexicana.
Una vez que el alto mando da la instrucción, y las diferentes unidades del Ejército Mexicano se alistan para ser aerotransportados, ellos se encargan de evaluar la pista, autorizar el despegue de cada vuelo, y seguir a detalle su ruta sobre las carreteras del cielo.
“Nosotros controlamos a las aeronaves desde que inician, desde que encienden motores, lo que es un rodaje, que es el taxeo aéreo, y el despegue o aterrizaje, o incluso en el aire, digamos que son unas aerovías, que son como carreteras en el cielo, y también hay que dar indicaciones para que no vaya a haber algún accidente, alguna coalición”, explica a MILENIO la Teniente de Fuerza Aérea, Controladora de vuelo, Yolotzin Mendoza Muñoz.
Al menos 30 aeronaves, de ala fija o rotativa, despegan todos los días desde esta base aérea militar, ya sea para las tareas de vigilancia y seguridad, adiestramiento, acrobáticas, o cuando se activa el Plan DN-III-E.
De ahí, son movilizadas a cualquier parte de la República, o de ser el caso, a otro país, como en agosto pasado, cuando cuatro aeronaves de la Fuerza Aérea Mexicana con 63 elementos, entre ingenieros, especialistas en búsqueda y rescate en estructuras viajaron a Matanzas, Cuba.
“En cuestión del plan DNIII-E nuestras aeronaves tienen prioridad, ellas son las que están prestando apoyo a nuestros hermanos y no solamente dentro de la República Mexicana también lo podemos ver con países hermanos, como apenas fue con Cuba.
“Al nosotros decir que es humanitario, es una prioridad número uno que se la va a dar en el despegue, es nuestro trabajo como controladores”, añade la teniente.
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A pesar de ser egresados de la Escuela Militar de Especialistas de Fuerza Aérea, en el Colegio del Aire, en Zapopan, Jalisco, su trabajo se rige por estándares civiles, inclusive con una fraseología aeronáutica utilizada en todo el mundo, ya sea en aeropuertos militares o comerciales.
Si bien su misión habitaualmente está en las torres de control, estos controladores también pueden estar en aire haciendo labores de seguimiento, o en alguna operación ayudando al correcto ascenso y descenso de los tropas, y así evitar cualquier tipo de incidente.
Apenas este 20 de octubre se rindió homenaje a las y los controladores aéreos civiles y militares, en una fecha que recuerda la creación de la Federación Internacional de Asociaciones de Controladores de Tránsito Aéreo, en 1961. Y desde esta base aérea militar con orgullo se porta el camuflado azul que portan los controladores de tránsito aéreo militares.
EHR